Por: Niurka Meléndez y Héctor Arguinzones / Venezuelans and Inmigrants Aid (VIA)
VIA atiende principalmente inmigrantes que han huido de Venezuela masiva y forzosamente. La gran mayoría ha llegado en los últimos 5 años. Hay parejas con y sin hijos, comunidad LGBTIQ+ casados y solteros, mujeres solteras con hijos, mujeres embarazadas, y hombres solteros. Hay más mujeres (60%) que hombres (40%), incluyendo los niños. El 90% de los adultos son profesionales y las edades oscilan entre 18 y 60 años. Hay niños de todas las edades, incluyendo los que han nacido aquí.
La oportunidad es propicia para mencionar que si bien el trabajo de VIA tiene como objetivo apoyar a aquellos venezolanos que se han visto obligados a salir del país por la crisis humanitaria compleja que allá se vive, nunca negamos ningún tipo de ayuda si alguien que no cumple con ese criterio pero se acerca para pedirla. Atendemos principalmente a solicitantes de asilo y personas que tienen un estatus migratorio irregular. Los primeros son personas que han solicitado asilo afirmativo, se están preparando para solicitarlo o se les ha concedido este beneficio migratorio.
La oportunidad es propicia para mencionar que si bien el trabajo de VIA tiene como objetivo apoyar a aquellos venezolanos que se han visto obligados a salir del país por la crisis humanitaria compleja que allá se vive, nunca negamos ningún tipo de ayuda si alguien que no cumple con ese criterio pero se acerca para pedirla. Atendemos principalmente a solicitantes de asilo y personas que tienen un estatus migratorio irregular. Los primeros son personas que han solicitado asilo afirmativo, se están preparando para solicitarlo o se les ha concedido este beneficio migratorio. Los segundos forman parte de un importante número de connacionales en los Estados Unidos quienes han sobrepasado el tiempo máximo que sus visas les permitían para permanecer legalmente en el país (más de 200.000 personas en los últimos 5 años según cifras oficiales de USCIS). Solo en el 2019 esta agencia federal, la cual forma parte del Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en Inglés) reportó que alrededor de 40.000 venezolanos habrían permanecido en los Estados Unidos más allá del periodo permitido (“Overstay”) . La razón principal es porque regresar a Venezuela en las condiciones actuales no es seguro para sus vidas. Este grupo, sin embargo, no cumple los criterios para solicitar asilo de acuerdo a las leyes migratorias vigentes, y sus posibilidades de aplicar a otros recursos legales que les permitan regularizar su estatus migratorio son mínimas.
La crisis mundial por la pandemia de la Covid-19 ha provocado que muchos no puedan viajar fuera del país así sea a un destino diferente a Venezuela, aumentando el número de “overstays”. La ventaja está en que se está considerando la pandemia para no penalizar a los que no pudieron viajar, solo si la persona solicita una extensión de la visa.
Según nuestras estadísticas, la comunidad Venezolana en Nueva York se encuentra dispersa por los cinco distritos de la ciudad, siendo Brooklyn (30%) y Queens (30%) donde la mayoría de ellos elige vivir. El resto (40%) vive entre El Bronx, Manhattan y Staten Island. No podemos dejar de mencionar Nueva Jersey, Long Island, y White Plains, áreas donde VIA tiene clientes actualmente, aunque en menor número por la distancia.
Casi todos los adultos tienen un título de educación superior. Sin embargo, aún aquellas personas que han logrado regularizar su estatus migratorio encuentran obstáculos para encontrar un empleo en sus respectivas áreas de profesión. Las ocupaciones relacionadas con la salud y el derecho, por ejemplo, requieren certificaciones y estudios adicionales que pueden tardar años en concretarse. Esto obliga a que en el mientras tanto estos profesionales deban recurrir a los llamados “trabajos de supervivencia” que se caracterizan por tener horarios prolongados y un salario muy por debajo del mínimo autorizado legalmente. En Nueva York el salario mínimo por hora es de $15. Sin embargo, muchos venezolanos ganan $10 o menos, especialmente los que trabajan haciendo entregas, ya que reciben un salario base de $5 la hora y el resto del ingreso depende del número de entregas realizadas y las propinas recibidas de parte de los clientes.
Dicho todo lo anterior, estimamos que el ingreso semanal promedio ronda los $300 y $500. Aproximadamente el 75% de las personas que atiende VIA trabaja en restaurantes, hoteles, construcción, cuidado de niños y limpieza de viviendas (de acuerdo encuestas recientes realizadas a 300 venezolanos que se inscribieron en diferentes actividades de VIA).
El alquiler que pagan varía entre $500 y $900 mensuales por habitación (cuando se habla de solteros) y de $1.500 hasta $2.500 por casa/apartamento (si nos referimos a familias).
Debido a la pandemia de la Covid-19, muchos connacionales perdieron el empleo aun teniendo un estatus regular migratorio y el correspondiente permiso de trabajo. Los que tienen su autorización para trabajar y ya han declarado impuestos tienen acceso a las ayudas económicas que el Gobierno Federal y Estatal ofrece. Esto les ha permitido subsistir y esperar hasta que las empresas donde laboraban reanuden operaciones ya que en muchos casos la pérdida del empleo no fue por despido sino por cierre temporal del establecimiento. Los que no tienen dicho permiso de trabajo han estado de tres a cuatro meses sin ingreso alguno.
Para los venezolanos que han quedado desempleados la situación se ha tornado más difícil aún ya que han acumulado dos, tres y hasta cuatro meses de deuda por renta. De acuerdo a lo declarado por el 80% de los aplicantes a una ayuda económica por la pandemia que una organización local aliada ha ofrecido para los venezolanos que atendemos, la deuda con la renta es su primera y gran preocupación, seguido a la falta de dinero para comprar comida y pagar el transporte y los servicios. Esas son las principales razones por las cuales han aplicado.
El estado de Nueva York decretó una moratoria en los desalojos desde que los primeros inquilinos fueron amenazados por los arrendatarios en medio de la cuarentena estricta. Ahora el gobierno federal ha hecho lo propio y lo ha extendido hasta finales del año. Estas medidas protegen a los inquilinos en general, incluidos los miembros de nuestra comunidad venezolana, de ser dejados en la calle por no poder pagar, más no evita la acumulación de la deuda. La situación es complicada ya que aun encontrando empleo deberán pagar los gastos corrientes al mismo tiempo que amortizar la deuda de renta pendiente (en el escenario de llegar a un acuerdo con el arrendatario). La preocupación de los inquilinos que están en esa situación se basa ahora en qué pasará cuando la moratoria termine. Son muchas las interrogantes: ¿Les van a permitir continuar en la casa y pagar la deuda o los van a desalojar teniendo igualmente que honrar su compromiso? ¿Tendrán que acudir a un refugio de la ciudad? ¿Recibirán acaso un subsidio o ayuda por la pandemia?
En cuanto a la salud física y mental, hemos conocido muchos casos de miembros de nuestra comunidad, participantes de nuestras clases de inglés algunos, que contrajeron Covid-19 pero que afortunadamente se han recuperado de manera satisfactoria. VIA mantiene el programa de “Soporte Entre Pares” donde una psicóloga local voluntariamente ofrece sus conocimientos para escuchar las inquietudes de los participantes y dar consejos y herramientas para sobrellevar las situaciones planteadas. Como venezolanos que conocemos plenamente nuestra situación, entendemos perfectamente cuando nuestros connacionales expresan que sus mayores preocupaciones no son solo por las situaciones que están viviendo aquí sino también por sus seres queridos allá en Venezuela en todos los ámbitos.
Como nota de cierre queremos hablar de los aspectos positivos de la migración forzada venezolana en Nueva York. Es una comunidad que es casi en su totalidad profesional y que ha demostrado una gran capacidad de adaptación, especialmente durante estos tiempos difíciles. Una muestra de ello son los emprendimientos que han crecido de manera exponencial durante los últimos años. Las artes culinarias, la belleza y estética y la artesanía están entre los principales negocios iniciados por personas que generalmente tenían otra profesión en Venezuela pero que decidieron probar suerte con lo que consideraban era un “hobby” pero que se ha convertido en una fuente de ingreso adicional.