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Tres femicidios, violencia física y sexual contra mujeres en el estado Bolívar

Por: Karla Ávila Morillo 

Este lunes 15 de marzo de 2021 se encendieron las alarmas de preocupación cuando la periodista Pableysa Ostos dio a conocer el femicidio de Alyamil Josefina Torres Pino, al igual que el de Milanyela Mariana Carvajal Jiménez y seguidamente fue encontrado el cadáver de una tercera mujer en un baño del parque Cachamay en Ciudad Guayana. Asimismo quedó expuesto en twitter el video del momento en que un hombre golpea a una mujer en Upata.

El estado Bolívar de inmediato se puso en el foco de feministas, defensoras y activistas de derechos humanos en Venezuela que al momento alzaron sus voces, tal y como lo hacen durante todo el año sin descanso, porque la violencia contra las mujeres no da tregua ni se desactiva en pandemia, por el contrario, ha quedado evidencia que dicha violencia se ha incrementado durante el confinamiento y la contingencia generada por la pandemia por Covid-19.

Ante la opinión pública pareciera que es obligación única y absoluta de las defensoras de derechos humanos, encargarse de velar por el respeto y reconocimiento de los derechos de las mujeres, sin embargo en este gran rompecabezas de la violencia basada en género, todas las personas somos indispensables para buscar soluciones en este ámbito que ya deja ver un retroceso.

Tres mujeres violentadas en menos de 24 horas

El primer delito fue cometido contra Milanyela Mariana Carvajal Jiménez de 22 años de edad, quien era comerciante informal, esto sucedió el domingo 14 de marzo, aproximadamente a las 11:00 de la noche en la población de El Dorado en la mina Los Algarrobos, parroquia Dalla Costa, municipio Sifontes al sur del estado Bolívar.

Según testimonios de sus allegados, Milanyela tenía largo tiempo sufriendo violencia psicológica por parte de su pareja, José Gregorio Tovar Estanga, quien es un minero artesanal y la invitaría a acompañarle bajo el engaño de ir a un campamento del sector a cobrar un supuesto dinero.

Al pasar las horas, la mujer no aparecía, por lo que sus familiares se activaron a buscarla y hallaron su cuerpo en la vivienda de Tovar, el cadáver tenía cuatro heridas en el cuello que se presumen fueron hechas con un objeto punzo cortante.

Fue trasladada al Centro de Diagnóstico Integral Brisas del Cuyuní donde ingresó sin signos vitales. La mujer deja un niño huérfano, quien también era hijo del presunto asesino que se dio a la fuga.

Muy temprano, a las 7:00 de la mañana del lunes, reportaron el hallazgo del cadáver de una mujer de aproximadamente 25 años de edad en uno de los baños públicos del Parque Cachamay, que por cierto se encuentra en franco deterioro y se puede ver en las fotografías del suceso la crecida del monte alrededor, lo cual deja en evidencia no solo el descuido del lugar sino la falta de seguridad dentro del parque donde tiempo atrás se podía ir con tranquilidad a caminar, hacer deporte o simplemente relajarse.

Funcionarios del CICPC Guayana hicieron levantamiento del cuerpo, el cual se encontraba sin señales de heridas externas ni tampoco alguna identificación que señalara la identidad de la víctima. La mujer vestía ropa blanca y un sweater rojo, su piel es morena de contextura delgada.

Seguidamente, a las 9:30 de la mañana se dio a conocer que el cuerpo sin vida de Alyamil Josefina Torres Pino de 24 años de edad fue encontrado por su abuela en una casa del sector Campo “A” en Ciudad Piar, municipio Angostura. La joven estaba boca abajo con las manos atadas por una prenda de vestir roja.

Por este delito fueron detenidos dos adolescentes y un joven, uno de ellos resultó ser primo de la víctima, quien además, testigos cuentan que se habían generado episodios de violencia contra Alyamil por parte del muchacho.
Por su parte, autoridades de seguridad señalaron que en este caso no se trató de un femicidio ya que el móvil del delito sería homicidio por robo, igualmente dijeron que tampoco hubo violencia sexual. Los tres involucrados habrían entrado por una de las ventanas a la vivienda para robar a la mujer pero durante el suceso además de sustraer sus pertenencias, también la estrangularon, dejándola maniatada en el baño.

Finalmente, en la zona industrial de Upata del municipio Piar, ocurrió un hecho de violencia física contra Malgiovi Frisicchio de 34 años. La mujer fue severamente golpeada por Nelson Enrique Urbina Barroeta quien según autoridades es la pareja de la víctima, el delito quedó grabado en la cámara de seguridad del local comercial donde se encontraban para el momento del suceso.

Mientras tanto, en redes sociales queda la evidencia del desconocimiento sobre temas relacionados con la violencia contra la mujer, es usual encontrar comentarios malsanos que culpan y revictimizan a las víctimas y sobrevivientes de violencia basada en género. Igualmente el restarle importancia si es un femicidio o no, ya que para algunas personas expresan ligereza al decir que es solo un homicidio más.

Asimismo autoridades que siguen identificando el móvil de delitos contra las mujeres como crímenes pasionales debería cambiar, ya que realmente estas agresiones lo que reflejan es el resultado de varios tipos de violencias que se van sumando dentro de relaciones donde se normalizan estos hechos, donde encontramos a mujeres llenas de mucho miedo y hombres que a través de una experta manipulación generan crímenes sexuales y de género, con un público sensacionalista que se regodea en la especulación y el morbo.

Aunque no a todos los victimarios los mueven los mismos impulsos, es indispensable saber que hay similitudes en algunos aspectos pero en otros no, en ciencias sociales y humanas por ejemplo, se dice que nada es cien por ciento cierto, ya que todas las personas son distintas, por lo tanto, lo que motiva a uno no siempre es lo que motiva al otro. Es por esto que no se le puede llamar crimen pasional a todo lo que involucre a un hombre y una mujer.

El ciclo de la impunidad continuará si no se deja de minimizar la carga de odio cuando suceden delitos de esta naturaleza, por lo tanto no se mata por pasión, no se puede seguir romantizando los homicidios de cientos de mujeres venezolanas porque son vidas que se acaban, son familias que quedan con heridas emocionales y psicológicas, son historias de un ser humano que ya no está, no son solamente cifras.

Magaly Huggins Castañeda: “Hablar de los derechos de la mujer es hablar de la vida, no tienen por qué ser temas específicos y aislados. Se puede insertar el tema género en cualquier circunstancia de la vida diaria, con la que muchas mujeres se identificarán”.

Karla Ávila Morillo

Karla Ávila Morillo

Periodista, locutora, activista ciudadana, directora de Fundación Lucelia

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