Liz Mercado, abogada y activista.
Tiene apenas dos años y medio de graduada de abogado de la Universidad José Antonio Páez de Carabobo, pero comenzó en la Redac desde los inicios de la red. “Era un mundo apasionante que me atrajo durante mis años de educación profesional. Me desempeñé en el manejo de redes sociales, campañas, logística; me encargaba de hacer visible la vulneración de derechos humanos a través de medios de comunicación y medios digitales”.
Por su labor como community manager debió asumir, por logística, todas las redes sociales de Redac como de Cepaz, para campañas específicas. “Ser parte de la Redac fue un giro total dentro de mi proceso de formación porque era un mundo que hacía visible la realidad de lo que vive el ser humano, dentro de lo que es el ius imperio del Estado”. Que su esfuerzo evidenciara duras realidades que llegaron hasta informes de la OEA le daba la satisfacción del trabajo bien hecho.
“La vulneración del derecho a la salud siempre me ha llamado la atención. El caso de un bebé en la Maternidad del Sur que por contaminación sufrió una miasis a nivel de su ombliguito nos alertó muchísimo”, recuerda. “Con la ayuda de Redac Carabobo y José Sánchez de Fundanna, asumimos el reto de denunciar este caso que era bastante delicado porque se trata de una institución pública, manejada por el gobierno”. Introdujeron una acción de protección a favor del niño y lograron visibilizar la denuncia ante los medios, aunque la acción legal se paralizó.
Comprobar cómo se vulneran los derechos que estudió en las aulas y cómo el Estado que debería proteger al ciudadano los vulnera es su acicate para continuar: “Mi comienzo fue una lucha en pro de la sociedad, en pro de quienes tienen sus derechos vulnerados, sin importar el riesgo que tomara, porque los activistas somos un detonante contra el gobierno y ellos intentan acallar nuestras voces”.
Y por ser detonante, la realidad le explotó muy cerca. Su trabajo de documentar y buscar elementos probatorios durante las protestas de 2017 en Carabobo junto con su compañera de trabajo Edmirya González, produjo que los servicios de inteligencia del Estado las persiguieran. “Alertamos a la directiva de Cepaz. La directora Beatriz Borges y Bárbara Puglisi nos dijeron que en efecto había un alerta contra la directiva de la organización y que tomáramos previsiones”.
Tomar la previsión de emigrar quizás no estaba en los planes, pero las circunstancias la obligaron. Hoy sigue luchando por Venezuela desde otra latitud. “Ese ha sido mi trabajo desde que llegué a Ecuador, he trabajado con la Misión Scalabriniana en el apoyo de los migrantes y colaboro con la regularización del éxodo de venezolanos en este país, buscando el apoyo y la visibilización de estas historias”. La juventud y la pasión la acompañan en esta Red que se teje ahora internacionalmente.