Este tÃtulo podrÃa llevarte a imaginar que se trata del tÃtulo de la famosa pelÃcula de Gael GarcÃa Bernal, pero no es asÃ, no se trata de un drama cinematográfico, se trata de la realidad que viven los 630 presos polÃticos que se contabilizan actualmente en nuestro paÃs, ellos están presos por pensar distinto, están presos por soñar con un paÃs mejor.
Retén Policial Mérida. Imagen de Elvis Rivas. (UVL Mérida) / CortesÃa
Son 630 ciudadanos de la población carcelaria de Venezuela, que han sido arbitrariamente privados de su libertad, secuestrados en sus propios hogares, alejados de sus familias, confinados en las mazmorras de un régimen criminal que sin piedad alguna, con las manos sanguinarias de mercenarios uniformados es capaz de infringir a la humanidad de estos inocentes, los más bajos, degradantes y crueles tratos o las mayores e inimaginables torturas mortales. ¡Si, mortales! Porque han sido ya 7, los presos polÃticos que encontrándose bajo la custodia de los cuerpos de seguridad del régimen de Maduro, han fallecido sin explicación alguna.
No son solo nombres como el de Rodolfo González (El Aviador), Carlos Andrés GarcÃa y Fernando Albán (Los Concejales), Nelson MartÃnez (El ExMinistro), Virgilio Jiménez (El Estudiante), Modesto DÃaz (El Guardia Nacional)  o el más reciente y brutal de los casos: El Capitán de Corbeta Rafael Acosta Arévalo. Hablamos de la más grave, flagrante y sistemática violación de derechos humanos en Venezuela, hablamos de crÃmenes de lesa humanidad que siguen siendo cometidos en los recintos de la policÃa polÃtica o en cualquier cárcel del paÃs. El caso es que hoy dÃa son 630 ciudadanos quienes enfrentan a diario esta inminente amenaza de muerte que significa ser preso polÃtico de la Dictadura en Venezuela.
Vemos entonces como el Estado incumple su deber constitucional de proteger a sus ciudadanos, de resguardar la vida de quienes se encuentran privados de libertad, y en su búsqueda por encarcelar y criminalizar a la disidencia, actúa como un Estado Forajido. Pero bien dicen por ahà que son más los buenos, porque en sus entrañas el régimen sabe que no podrá ganar, que podrán encarcelarnos a todos pero jamás podrán quitarnos nuestra esperanza.
Y es esa esperanza la que mantiene cuerdos y vivos a muchos de los presos polÃticos de nuestro paÃs. Un ejemplo vivo de ello lo encontramos en la ciudad de Mérida su nombre es Steven GarcÃa, un joven que con su música ha podido derribar los barrotes de su encierro, han pasado ya 3 años y 6 meses de su detención arbitraria pero el sigue escribiendo sus letras, las entona si miedo frente a sus verdugos y las repite con orgullo ante sus compañeros de celda.
Imagen cortesÃa Observatorio Penal Merida OPEM-DDHH
A Steven le cortaron sus alas, lo vejaron, lo golpearon, le violentaron sus más básicos derechos dentro de sus primeros dos años de detención en los calabozos de la policÃa cientÃfica. Hoy dÃa lo mantienen secuestrado tras las rejas de la dictadura, por un crimen que no cometió, sus verdugos se disfrazan de justicia, se vendan los ojos y se visten de rojo.
Steven GarcÃa sigue preso al igual que muchos otros, hoy se encuentra en un campo de concentración llamado CEPRA, lleno de hacinamiento, de hambre y de miseria, de sarna y tuberculosis, de golpes y humillaciones, de tobos de agua sucia o noches enteras a oscuras. Pero él trata de ver al futuro, mantiene viva su esperanza. Sueña con que sus padres vuelvan a sonreÃr. Sueña con entonar su música ante miles de personas. Sueña con gritarle al mundo su verdad. Sueña con romper los barrotes que lo oprimen. Él solo sueña con vivir en Libertad!
Imagen cortesÃa Observatorio Penal Merida OPEM-DDHH



