Hola, estimados, me llamo Andreína Pérez tengo 30 años, periodista y mamá.
Para comprender mi historia, hay que remontarse al pasado. Cuando tenía 24 años empecé a salir con un hombre, me enamoré y tuvimos –al poco tiempo- una hija.
Desde los primeros meses de embarazo empecé a vivir amenazas verbales y psicológicas, desprecios y humillaciones. Él mantenía una relación paralela, empecé en un círculo vicioso, por venir de padres que se mantienen juntos luego de más de 35 años, pensaba que debía aguantar.
Así, pasé amenazas como “tú no tienes a nadie más que a mí”, “a mi nada me retiene, si yo quiero me voy”, manipulaciones y gritos en la calle, me humillaba delante de mis amigos y familiares “cállate, deja de llorar. Siempre es lo mismo”. Viví violencia económica, debía mantenerme, mantener a la niña y darle dinero, me decía “tú ganas más, amor. No tengo para la semana, vamos al banco y sacas efectivo”.
Cuando la niña tenía tres años ya yo había descubierto 4 infidelidades y un día, simplemente decidió publicar en sus redes sociales una foto semi desnudo con una mujer en sus brazos “Te amo mi negra”, decía, así me enteré que estaba oficialmente separada.
Vinieron más improperios “tú no sabes nada” “quien puede estar contigo” “tú ganas tu dinero, no tengo por qué darte para la niña” “te voy a matar, maldita loca”, “si me entregas a la niña no la verás más”, llegaron los golpes y la violencia frente a mi hija.
Mi proceso de sanación incluyó maltrato de todo tipo, en la Fiscalía de Menores me dijeron que me tomara una botella de ron, que estaba loca, que no entendía. En la Fiscalía de protección a la mujer me dijeron que no era violencia porque ese hombre era el papá de mi hija por lo que sus insultos y amenazas no eran por yo ser mujer, sino por ser la mamá de mi hija.
En mi lucha llegué a Inamujer, a la par empecé a trabajar en mí, quería sanar mi mente, mi corazón, no me importaba ya la justicia, quería volver a reír, quería dejar de tener pesadillas y ataques de pánico.
Llegué así a las meditaciones y a algunos consejos psicológicos que me permitieron abrir la puerta a una vida más sencilla, decidí contar mi historia, decidí explicar mis técnicas de relajación, decidí decirle a todo el mundo que no tienen que aceptar un grito ni una amenaza.
Mi meta es continuar este camino que titulé “primer sentido” porque me convencí que el amor propio y la intuición nos salvan.
@primerosiente surge en noviembre de 2019 como una pequeña idea, un gran amigo y una hermana de la vida me impulsaron a abrir la cuenta, con ella no quiero ser una víctima más, lo único que pretendo es quitarme esa etiqueta y decirle a todas las personas que siempre hay herramientas para hacernos mejores personas.
La cuarentena me agarró en medio del diagnóstico de ansiedad y mi alta médica de la psicóloga, entonces, este tiempo me ha servido para poner en práctica todas las herramientas adquiridas, cuando uno es víctima de la violencia de género, vive con dudas y con crisis de pánico que las desencadena cualquier acción cotidiana.
Por esta razón, para mantenerme alejada de ese estado de crisis y nervios he optado por escribir. Llevo mi cuenta en Instagram @primerosiente y además, llevo un libro de afirmaciones, creo que me ayuda a mantener firme mi propósito.
Mi propósito es llegar a esas mujeres que piensan que porque no hay una cachetada o una violación sexual no son víctimas de violencia, no, la violencia verbal y psicológica es muy frecuente y hace muchísimo daño, si nos empoderamos, podemos salir del círculo vicioso.