Serie: Conoce a nuestrxs activistas.
Por: Karla Ávila Morillo / Comunicaciones REDAC
María Teresa Piñero Suárez nació en Ocumare del Tuy, estado Miranda. Sin embargo, del área metropolitana de los Valles del Tuy, llegó al estado Portuguesa a los 18 años de edad, graduada de bachiller y con su primogénito.
Estudió educación preescolar, en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) extensión académica de Acarigua. En primera instancia le gustaba el trabajo social, pero en el estado Portuguesa no existía esa oferta académica, por lo cual se inscribió en el Colegio Universitario Monseñor de Talavera donde obtuvo el título de técnico superior universitario en Preescolar, motivada a educar a las niñas y niños, como también a sus madres y padres.
Adicionalmente complementó su parte ilustre con una especialidad en gestión comunitaria y luego una maestría en innovaciones educativas. Tiene amplia experiencia en infancia y adolescencia, mujer y familia. Fue consejera de protección de niños, niñas y adolescentes (NNA); Defensora acreditada de derechos humanos, con diplomados de formación en derechos Humanos, derechos humanos de NNA, derechos humanos de la mujer, medios pacíficos de resolución de conflictos, disciplina positiva, entre otros, con larga experiencia de práctica en intervenciones grupales a nivel de disciplina, manejo de conflictos y comunicación efectiva; igualmente es terapeuta en formación sistémica fenomenológica de Berth Hellinger (Constelación Familiar).
En el año 2016 inició diversos diplomados con Uniandes y la Universidad del Valle de Momboy sobre cátedra de la paz, educación en derechos humanos, derechos de la mujer, medios alternos de resolución pacífica de conflictos, y posteriormente, fue seleccionada para conformar parte del grupo de trabajo de la Agenda Urgente Venezuela, bajo el auspicio del Centro de Estudios Jurídicos de la UCAB, PROVEA y CEPAZ. De allí, se incorporó como voluntaria en la Red Electoral Ciudadana, donde pudo sustentar su proyecto de investigación de maestría para, de este modo, plantear la apertura de una línea de investigación bajo su cargo.
Al conocer la Red de Activistas Ciudadanos (REDAC), sintió que el trabajo que realizaban iba en concordancia con el suyo, era el espacio ideal para la defensa de los DDHH y el activismo ciudadano, asimismo, fortalecía su proyecto presentado en la UPEL sobre “Educación en Derechos Humanos”.
Por su experiencia como profesional, la cual le ha mantenido en esta área, sobre todo en el medio educativo, donde los docentes desconocen qué son los DDHH, cómo exigirlos y cuáles son los mecanismos de protección, María Teresa asevera lo siguiente: “Parto de la posición, que los derechos humanos guardan estrecha relación con la educación, porque por medio de ella, los docentes priorizamos la promoción y protección al pleno desarrollo individual de los niños, niñas y adolescentes, incluso de sus familiares, dando merecido reconocimiento al proceso de enseñanza, asegurando el respeto hacia las demás personas, facilitando la interrelación entre la tríada familia, escuela, comunidad”.
Actualmente desarrolla su propio proyecto sobre “Educación en Derechos Humanos”, el cual desea plantear como una línea de investigación en la universidad, incluso, propuesta al currículo educativo, en concordancia con ello, María planificó el contenido programático para un diplomado, señala: “Es cuestión de buscar alianzas que me ayuden para avalarlo. También diseñé un sistema de alerta temprana para la detección y prevención de conflictos sociales; para ser aplicado en el consejo de protección de niños, niñas y adolescentes del municipio Páez, como herramienta de apoyo en el trabajo diario, es decir, que ayude a minimizar los índices de transgresión de derechos a esta población infantil juvenil”.
Su experiencia en esa área inició con su rol como consejera de protección de los niños, niñas y adolescentes, durante 12 años; posteriormente, continuó con la Asociación Civil Centro de Educación Integral Gurrufío (CEIG), desde donde ha tenido la oportunidad de crear convenios con el Consejo Municipal de Derechos del Niño, Niña y Adolescente del municipio Turén, en Portuguesa, para formar los consejeros de protección, de igual modo, con la UPEL extensión académica “El Mácaro”, ambas avalan el diplomado de DDHH de Niños, Niñas y Adolescentes ofrecidos por su organización.
Piñero considera que el trabajo colaborativo es muy importante, ya que toda labor en equipo genera beneficios y realizar actividades de esta manera es para ella una opción excelente, más productiva, que genera confianza y con ella se obtienen alianzas efectivas, generando obviamente resultados óptimos.
No obstante, percibe en las comunidades en las que ha trabajado carencias de todo tipo, desmotivación, falta de información en diversos temas, por lo cual desea fortificar la faena de líderes comunitarios para que se fortalezcan esas comunidades. Aparte de las carencias estructurales y fallas en los servicios públicos, se evidencian situaciones de violencias, malos tratos, entre otros aspectos igual de relevantes. De manera general, María Teresa señala que, el estado Portuguesa presenta una deficiencia progresiva de los servicios públicos en el ámbito de salud, educación, transporte, electricidad, agua, y ahora se suma la falta de alimentos básicos, medicinas, percibiendo un ambiente de desidia, ingobernabilidad, desinstitucionalización.
En las actividades de acción social, María se acerca a la parte más humana de las personas, interactuando desde un mismo lenguaje, más cercano a los demás, creando clima de confianza para poder conocer sus carencias, sentimientos, requerimientos, de allí, incentivarlos al merecimiento de un mejor nivel de vida, para ello exigir garantías y respeto a los derechos humanos.
Reprocha tajantemente sobre la morosidad del sistema de justicia venezolano con los niños, niñas y adolescentes, considera que el Estado se encuentra en período de omisión, sin pronunciamiento alguno, callados, no se perciben acciones hacia la disminución de la crisis humanitaria compleja que vive Venezuela, ni tampoco ante la situación de pobreza, desnutrición y nivel de vida de un gran grupo de NNA en el país. Afirma también: “Los ciudadanos se encuentran en su mayoría, sumisos ante este régimen, obviando, principios tan esenciales como el interés superior de NNA y prioridad absoluta, en tal sentido, la corresponsabilidad”.
Los valores primordiales que María Teresa Piñero fomenta a través de su activismo ciudadano tienen que ver con el trabajo en equipo y la corresponsabilidad, ya que afirma que es una tarea de todos, sin excepción, para alcanzar que sean cumplidos los derechos humanos y las garantías. El activismo genera una forma de participación democrática, responsabilidad, sentido de pertenencia con las comunidades, organizaciones en las cuales se trabaja y con la región a la cual se pertenece.
Emite un diagnostico: “El estado Portuguesa, a pesar de avanzar en la protesta pacífica, le falta en zonas populares, incorporarse a la lucha por los derechos humanos y sus garantías fundamentales; salir del pesimismo, conformismo, resignación. Es un requerimiento obligatorio que la sociedad civil se incorpore a estos movimientos de derechos humanos, para que de nuestro mismo seno surjan posibles propuestas que subsanen ciertas situaciones específicas, con sentido de responsabilidad, compromiso, pertinencia a tu grupo o sociedad; dando un valor y reconocimiento a los activistas que, a pesar tanto de las adversidades y clima de intolerancia como desaliento actual, siguen en pie de lucha en cualquier ámbito: político, de salud, educativo, por nombrar algunos, cuando muchas personas han perdido las esperanzas de seguir la tarea”.
Reprocha que las instituciones públicas que pudieran ser aliadas, anulan cualquier posibilidad de trabajo en red, por temor a represalias por parte del régimen. Las iniciativas civiles, a veces, se limitan por la logística que genera realizar las capacitaciones, el hecho de buscar colaboradores, y especialmente, la situación socioeconómica de la población, en particular por el tiempo que las mujeres ocupan buscando alimentos en largas colas bajo el sol, tratando de resolver el sustento del hogar.
Gracias a su excelente labor y compromiso como educadora en derechos humanos, mediante las charlas, conversatorios, talleres y otras actividades, un grupo de docentes y personas particulares de las comunidades se han interesado en formar parte del activismo; motivo por el cual, María sigue organizando conferencias. Su tarea principal es seguir incentivando a las personas a que deben ser protagonistas de una mejor ciudadanía.
Cuando da una mirada al antes y después de recibir la capacitación a través de CEPAZ, comenta que se siente con más seguridad profesional, debido a que ha fortalecido sus conocimientos a través de la experiencia; se siente agradecida por el apoyo por parte del Centro de Justicia y Paz para poder abordar este tema en las distintas comunidades a las que asiste, es una opción asertiva para que las voces sean escuchadas.
Su llamado a la comunidad es el siguiente: “Llamo a las personas a empoderarse de sus derechos y garantías, que los conozcan y exijan, es decir, fomentando esta cultura, indiscutiblemente es un camino propicio para buscar salidas al conflicto socioeconómico, educativo, cultural, que viene afectando notablemente al venezolano en todos los niveles y ámbitos, yo incluyo la transformación de valores de convivencia como ciudadanos, derechos a la salud, nivel de vida adecuado, alimentación, educación, entre otros. Unidos podemos apoyarnos, diseñar estrategias y conformar alianzas en beneficio del colectivo”.
Desde la visión de los derechos de la mujer, impulsa el valor por la vida e integridad personal, manteniendo el discurso de empoderamiento femenino, tema importante en un país donde aún existe un alto índice de maltrato hacia la mujer, invisibilizado por muchas personas, a pesar de los grandes esfuerzos que varias organizaciones, activistas y defensores realizan para luchar en contra de este flagelo. Comenta con propiedad: “En Venezuela se cuenta con un ordenamiento jurídico idóneo para la defensa de los derechos humanos de la mujer, no obstante, los operadores de justicia deben estar más comprometidos en la difusión, defensa y acompañamiento efectivo a la víctima, sucede que, a veces, los órganos receptores de denuncias te revictimizan con juicios de valor o atención no oportuna, de eso tuve una experiencia personal, por cierto. Debemos unir esfuerzos para hacer pleno los derechos y garantías a las mujeres venezolanas”.
Cree que el papel de la mujer en los últimos años ha sido tanto participativo como decisivo en el ámbito político, social, educativo, religioso, familiar y comunitario. Observa que hoy en día se pueden apreciar a las mujeres más seguras, decididas, valientes, que asumen responsabilidades, roles o cargos que antes eran exclusivos para los hombres. No obstante, si bien es cierto que se ha avanzado en normativas jurídicas con relación a los derechos de la mujer, aún se evidencian situaciones de desventajas y discriminación hacia las mujeres, lo que indica que, la tarea es larga, porque se está combatiendo una cultura machista arraigada desde épocas pasadas. Para ella es importante una mayor divulgación sobre los derechos de las mujeres, sus garantías, mecanismos de denuncias, organismos a dónde acudir, cuáles son los pasos esenciales para que aprendan reguardase y protegerse.
En cuanto al área de NNA, ella hace hincapié en la educación en derechos humanos, cultura de paz, buen trato, prevención de la violencia como disciplina positiva, convivencia escolar, entre otros; herramientas fundamentales para promover sociedades más justas, sensibles a la presencia de los otros, dispuestas para asumir inclusión, igualdad y reconocimiento entre pares.
Certifica: “Esto me ha llevado a trabajar los derechos humanos en el campo de la educación, particularmente, ha sido una herramienta para abordar la transformación social. Por ejemplo: cuando en la escuela fortalezcamos conocimientos básicos sobre derechos humanos, para defensa, justicia, equidad, igualdad, solidaridad, honestidad, corresponsabilidad y cooperación, conciliación de conflictos, prevención del maltrato, promoción del buen trato, los maestros estaremos consolidados, tendremos mejores ciudadanos, capaces de actuar autónomamente según los baluartes de la paz y valores que fundamentan la convivencia democrática”.
María Teresa Piñero Suárez es reconocida en su región como “la profe”, aquella que enseña desde una perspectiva humana, cercana y que promueve valores que parecieran perdidos en una Venezuela fuertemente golpeada por una crisis humanitaria compleja, pero que, gracias a personas como María, será pronto una Venezuela mejor.