Tibisay Elena Betancourt, docente universitaria.
En 2011 no era muy común escuchar la palabra “activismo”, pero había quienes lo ejercían tal vez con otras denominaciones como labor social o simplemente guiados por la necesidad de apoyar las causas de otros. Es la experiencia de Tibisay Betancourt, docente de Dificultades de Aprendizaje en la Universidad Nacional Abierta de Barinas, quien encontró el tejido en red como la oportunidad para robustecer el trabajo que ha desempeñado desde hace décadas.
En ese entonces encontró en un programa académico el cauce para dejar fluir su inquietud por ayudar a las personas con discapacidad, y tomó como multiplicadores a funcionarios públicos de Barinas, a quienes dio formación para incorporar a estas personas a los entes estadales. Paralelamente participaba en otras formas de atención a esta población vulnerable en su afán de que fuesen incluidas a actividades productivas y tuviesen acceso a espacios públicos y a otros beneficios. Pero la agudización de la crisis movió a la profesora Tibisay hacia otros necesitados, por ello desde 2017 se ha abocado a asistir a personas en pobreza extrema o en condición de calle.
Pero emprender esta labor requiere grandes dosis de energía, más aún en un país sumido en crisis de servicios, escasez y una espiral inflacionaria que afecta a todos. Así, Tibisay Betancourt sale cada día a buscar los recursos y las alianzas que se necesitan para ayudar a otros, empieza lidiando con el transporte público, a veces no tiene más opción que llegar a sus destinos a pie bajo el sol inclemente del estado llanero, no solo explica, propone y pide sino que también le enseña a la gente la esencia del activismo, educa en derechos humanos, les dice que aunque sea una con pequeña ayuda, con una muestra de solidaridad, están haciendo país.
Los vínculos de esta docente con la Red de Activistas Ciudadanos surgieron precisamente el año pasado cuando su vocación social ampliaba horizontes, fue a través de un taller de capacitación en derechos humanos, así Redac llegaba a la vida de Betancourt, y no al revés, pues la red se convirtió en la vía para alcanzar su meta de llegar a quienes sufren hambre, enfermedades y abandono. El camino por esta nueva etapa de activismo lo emprendió con su hija, quien poco tiempo después fue detenida por razones políticas y abandonó el país; una conocida que corrió la misma suerte; una vecina que migró por la crisis económica; y una parlamentaria regional que no se visibiliza por temor a represalias, pero le brinda apoyo con los preparativos de las jornadas. Aún así está lejos de sentirse sola, pues ha logrado sumar voluntades a su misión.
“Me uní a Redac porque entendí que es mejor trabajar en equipo, desde entonces he logrado más cosas que cuando lo hacía por mi cuenta, recibo apoyo logístico para las jornada de alimentación que organizo dos sábados del mes gracias a donaciones de agropecuarias y de la sociedad civil, es un logro importante porque comenzamos ayudando a 35 personas y vamos por 200 beneficiados; así como para las jornadas de donación de ropa, zapatos, atención médica, vacunación, odontología que organizamos en alianza con voluntarios, la iglesia, estudiantes y empresarios”.
De vuelta en sus labores como docente, Tibisay Betancourt conjuga su trabajo académico con el tema de DDHH enfocado en el ciberactivismo, aprovechando que la UNA es una universidad de enseñanza a distancia.