(28-11-2024) El pasado martes 26 de noviembre, se realizó en la Sala de Conciertos de la Universidad Central de Venezuela (UCV), el Foro «Violencia de género, mujeres privadas de libertad», para visibilizar los distintos tipos de violencias que viven las mujeres privadas de libertad, pero también sus familiares que en su mayoría son mujeres. Rostros que vemos todos los días exigiendo la libertad de sus familiares y dejando sus vidas a un lado para atenderles y protestar.
El Comité de familiares y amigos por la libertad de los Presos Políticos, Pan y Rosas Venezuela, MUCYT 🌸Mujeres, Cuerpos y Territorio, Alianza de Mujeres Políticas, Mujeres en Lucha, Uquira, Las Comadres Púrpuras, Movimiento de Mujeres Clara Zetkin y Caleidoscopio Humano con el apoyo de Cultura UCV, la Universidad Central de Venezuela, Provea, Odevida y el proyecto MonitorDescaVe organizaron el espacio para presentar varios foros y así dar voces a las madres, hermanas, esposas y otros familiares de los presos políticos que, aunque el gobierno insiste en asegurar que en Venezuela no los hay, de acuerdo con el Foro Penal, son —al menos— 1887 personas privadas de libertad por razones políticas.
Hablan las madres, familiares y cuidadoras
El grupo de mujeres denunció las condiciones en las que se encuentran los presos políticos venezolanos destacando que, en el caso de las mujeres, la violencia se agudiza cuando están en prisión.
Las familiares de presos políticos fueron acompañadas por organizaciones de la sociedad civil y activistas que escucharon sus testimonios para así reflexionar y visibilizar esta cruda realidad.
Para evitar represalias en contra de sus familiares o de ellas mismas, en algunos testimonios se resguarda la identidad de las voceras.
«Nos sentimos presas también, por todo lo que nos toca vivir con nuestros familiares que hoy están, injustamente tras las rejas», dijo una de las invitadas, agregando que deben ser fuertes para poder transmitirle esa fortaleza a quienes están tras las rejas.
Sol Ocaríz, hermana del activista de derechos humanos Edward Ocariz, señaló que, tras la detención de su hermano, ella tuvo que hacer a un lado su vida para acompañarlo en todo lo que implica —en Venezuela— tener un familiar privado de libertad por razones políticas.
Con su voz entrecortada y evidente cansancio en su rostro, denunció que llegó el lunes (25 de noviembre) a Tocuyito; «me tocaba visita a las 11 de la mañana. Cuando voy a entrar me paran y me dicen que estoy en una lista para las 4 de la tarde, cuando le digo que vengo a visitar a Edward Ocariz, me dicen que tengo la visita suspendida porque quien salga en los medios de comunicación tiene la visita suspendida en este centro”.
«A mí no me van a callar, me están violando el derecho y el de mi hermano, no solo es mi hermano, sino que es mi hijo, desde la muerte de mi mamá él es mi hijo. Si mi hermano sale mañana de ahí, a mí igual me van a tener allí hasta que salga el último preso político de Venezuela», dijo.
Otra de las asistentes intervino para asegurar que el gobierno les dice que «si no protestas, liberamos a tu familiar ¡Es mentira!», agregando que «hay que alzar la voz, hay que exigir, hay que luchar (…) La liberación del trabajador Rodney Álvarez es un ejemplo de cómo la lucha hace la diferencia».
En el encuentro, enmarcado en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, también se recordó el caso de Emirlendris Benítez, detenida en el año 2018 tras ser vinculada con el intento de magnicidio contra Nicolás Maduro, el 4 de agosto de ese mismo año.
Benítez, quien para el momento de su detención tenía 4 meses de embarazo, fue golpeada y torturada, al punto que perdió su hijo y quedó con secuelas en la columna. Fue condenada a 30 años de cárcel, aun cuando no había pruebas que la impliquen en el delito del que la acusaron.
Feministas y mujeres en la política
¿Por qué las mujeres pagamos las crisis? Basta de violencia patriarcal y gubernamental contra las mujeres. Fue la consigna para explicar lo que es tener a un familiar en las cárceles venezolanas. «No es solo ir a visitarlo el día en que corresponde o esperar a que las autoridades judiciales establezcan fechas para presentación o juicios. Va mucho más allá, y se vulneran derechos económicos y sociales de manera sistemática», dijo Claudia Rodríguez Gilly de Mujeres en Lucha.
Cuando una persona es detenida en Venezuela por razones políticas, son las mujeres quienes llevan sobre sus hombros la mayor carga, tanto emocional como física.
Trasladarse de ciudades lejanas para saber algo de sus familiares, tener que resolver el tema de pasajes, comida y artículos personales, además, de estar al frente de las exigencias para intentar lograr que a sus parientes le sean garantizados sus derechos, no es tarea fácil.
Uno de los derechos más vulnerados a las mujeres detenidas es el de la salud. Quienes están privadas de su libertad no cuentan con atención médica, y procesos naturales como la menstruación, son motivo de burlas y humillaciones por parte de los funcionarios.
Nohelia Urbina, de la organización Uquira recordó que hay tres elementos claves para la gestión menstrual: Acceso al agua, a artículos de higiene y conocimiento del cuerpo:
«Cuando uno de estos tres elementos falla, hablamos de pobreza menstrual», destacó la activista.
«¿Cómo gestionan su menstruación las mujeres privadas de libertad? En Lara, hay registros de uso de trapos y bolsas. Tampoco tienen un acceso digno al agua. No se habla de los riesgos a infecciones, de la grave afección a la salud que estas condiciones acarrean… Es necesario un abordaje con perspectiva de género para visibilizar la situación», enfatizó.
Por su parte, Evelyn Pinto de Alianza de Mujeres Políticas exigió la libertad inmediata para las presas políticas en Venezuela informando que existen actualmente más de 200 mujeres privadas de libertad injustamente.
“Hoy buscamos visibilizar la violencia que actualmente sufren las mujeres en prisión, (…) a las cuales se les han violado todos sus derechos, no se les ha garantizado el debido proceso, muchas de ellas no tienen acceso a la defensa y, además de eso, las han vulnerado y muchas de ellas son mujeres políticas”, expresó.
Habla la UCV, Proclama feminista y Narrativas en tiempos de represión
Desde la UCV se levantó la voz por los derechos de las mujeres y Suhey Ochoa de la organización Pan y Rosa Venezuela debatió acerca de los protocolos contra la violencia machista en el campus universitario, así como sobre toda esa violencia hacia las mujeres como el femicidio, la precariedad laboral que las condena a una vida miserable, con los salarios de hambre, con la desigualdad que las mantiene subordinadas en todos los ámbitos.
La proclama feminista estuvo a cargo de las Comadre Púrpuras quienes con sentido juego de palabras también exigieron la liberación de las personas privadas de su libertad por motivos políticos, que pare la violencia machista y el acoso de los entes gubernamentales.
Diannet Blanco, activista por los derechos humanos, expresa política y miembro del Comité por la Libertad de los Presos Políticos dijo, «queremos hacer énfasis en las privadas de libertad porque son invisibles, siempre se habla de presos políticos, pero hay mujeres también que están detenidas y sufren todas las formas de violencia», destacando, además, que los patrones de violencia más comunes contra las mujeres detenidas son la psicológica, sexual, institucional y física.
Por su parte, Gabriela Buada, directora de Caleidoscopio Humano destacó que no se pueden normalizar las violaciones a los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales de las mujeres privadas de libertad y de sus familiares.
«No es normal que se les viole su derecho al acceso a la salud, a la salud reproductiva ni a la gestión menstrual. Tampoco es normal que sufran tortura y tratos crueles, inhumanos y degradantes al visitar a sus familiares; no es normal que se tengan más de 240 mujeres detenidas privadas de su libertad solo por motivos políticos, no es normal que existan periodistas y defensoras de derechos humanos como Rocío San Miguel privadas de su libertad sin ningún tipo de derechos» dijo la periodista y defensora.
Agregó también que las mujeres periodistas que acompañan día a día a estos familiares a exigir la libertad seguirán alzando sus voces, junto a distintas organizaciones de la sociedad civil, para visibilizar estas injusticias y se evite el olvido de las contantes violaciones de las son víctimas, «para que no exista una presa política más», finalizó.
En el foro también se presentó una exposición fotográfica y un punto de intercambio de artículos de primera necesidad a cambio de un libro. Las donaciones se entregaron a las familiares de personas privadas de libertad por motivos políticos presentes en el evento.