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Estatuto Temporal de Protección para migrantes venezolanos en Colombia

#CiudadaniaActiva

Para el “fenómeno migratorio venezolano” en general y para el que hace vida en Colombia en particular, es una iniciativa importante la última decisión del gobierno colombiano, anunciado por su principal vocero (El Presidente Iván Duque), de la puesta en marcha del “Estatuto Temporal de Protección”, el cual busca la regularización de los migrantes venezolanos en Colombia.

Esta nueva medida que generará un instrumento de regularización permitirá que más de 960 mil migrantes venezolanos (según cifras oficiales de Migración Colombia), que por la crisis institucional venezolana y/o las circunstancias de movilidad fronteriza no contaron con los registros migratorios pertinentes, tengan la posibilidad de integrarse laboral y socialmente en Colombia.

El escenario es una diáspora diseminada en todos los continentes con una cifra superior a los 5MM de personas, ocupando el segundo lugar en importancia mundial – después de la migración siria – y la de mayor importancia en la historia de las migraciones regionales. Con un aposentamiento que supera los 1.5MM en Colombia, ya porque su destino original fuese este país o porque en la dificultad de su movilidad solo alcanzaron este destino.

Pero el problema no está realmente en esa cifra, que representa el mayor porcentaje de albergue para la migración venezolana en el mundo – porque en Venezuela llegamos a superar esas cifras, no solo con los desplazados colombianos sino los venidos de los conflictos europeos – el verdadero problema está en aquellos que, por la facilidad de franquear una enorme frontera que les ha permitido acceder a rutas de huida sin restricciones, han esparcido una importante irregularidad migratoria en toda la región que no les permite integrarse formalmente en los países de acogida.

¿Cuán importante es la integración para esa población “en exilio”?

Sencillo pues solo por esa vía tendrá acceso a un sistema de salud, que en su país de origen les fue secuestrado. A una vida laboral y todo lo que ello conlleva, que un buen día les desapareció ante sus ojos o sencillamente se le desmejoró a niveles inaguantable. Y a muchos otros la oportunidad de realizar o continuar sus estudios, porque hasta eso se hizo cuesta arriba en tiempos del autoritarismo enquistado en Venezuela.

En los diferentes países de acogida latinoamericana para nuestra “migración forzada”, se hicieron esfuerzos para regularizar a nuestros paisanos, pero con igual temporalidad y resultados que los anteriores intentos colombianos. Resultando en políticas migratorias tímidas que poco se adaptaron al complejo y dinámico “fenómeno migratorio venezolano” actual, complicando aún más la movilidad errante de los no beneficiados y con ello sus particulares crisis humanas.

Ahora, esta iniciativa colombiana busca poner un poco de orden en casa invitando a esa migración irregular a facilitar su registro migratorio, para poder saber cuántos y quiénes son, dotarles del instrumento en cuestión, y normalizar una conducta desordenada de una población que ni siquiera puede comprobar una nacionalidad por falta de documentación de origen. Esto a su vez le permite al estado colombiano conducirles a una vida normalizada dentro del país, donde podrán trabajar y afiliarse – en régimen contributivo – al sistema de salud y tributar al fisco, lo que significa quitarle un peso importante al presupuesto nacional.

Y dije que está recientemente anunciada iniciativa pudiera beneficiar al resto de los venezolanos en el mundo, si esta primera experiencia colombiana lograse convertirse en una especie de “piloto” para la adecuación de políticas migratorias especiales en los espacios particulares de cada país de acogida. Siempre considerando la característica compulsiva de estas oleadas migratorias que no desaparecerán ni disminuirán en el tiempo, ni la problemática de indocumentación que les acompaña que es producto de la grave crisis institucional venezolana y su corrupción resultante.

Pero hay otro ingrediente que perfila esa crisis del venezolano en el exterior – si me permiten la generalización – y es que el número de paisanos que se aventuran por estas y otras rutas, son mayoritariamente nacidos (o se han adaptado) dentro de este período de descomposición social que penetra generalmente los estratos más bajos de la población. Esto les obliga a enfrentar otras formas de organización social, donde para hacer vida dentro de ellas tienes que producir lo necesario para vivir, porque ¡nadie te regala nada! y todo tiene que ceñirse a la norma. Resultando en un impacto a sus costumbres o poniendo en práctica métodos de obtención de recursos que chocan con las tradiciones de esa sociedad de acogida, produciendo el consabido rechazo.

Para tumbar esas barreras es menester complementar esos esfuerzos regulatorios con campañas de capacitación laboral y modelamiento social, de manera de facilitar su integración. La inmensa mayoría de esta masa, no tiene o no puede demostrar capacidades adaptadas a su realidad migratoria. Y buena parte de los casos de rechazo en las comunidades de asentamiento responden a esos hábitos de exigencia perpetua, que no se corresponden ni con su condición ni con las tradiciones locales.

Algunas organizaciones e instituciones – nacionales e internacionales – ya se percataron de esto y han invertido recursos en iniciativas que buscan formar y capacitar al migrante para mejorar su nivel de integración. Pero es importante que los estados de esos territorios de acogida pongan también en práctica políticas de “Migración Laboral” – que han sido muy efectivas en algunos países europeos – para llevar a cabo una relación ganar-ganar con una migración que tiene mucho que aportar y que está dispuesta a ello.

O se disponen mecanismos de solución integral, que resulten en acciones complementarias, o no se conseguirán los objetivos perseguidos.

Bienvenido el nuevo Estatuto Temporal de Protección para migrantes Venezolanos (ETPV) – anunciado por el gobierno nacional – para la regularización de los migrantes venezolanos en Colombia, y los apoyos venidos desde la Unión Europea (EU) y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Bienvenidas todas las medidas que tengan a bien implementar el resto de los países de acogida de nuestra “migración forzada”, que persigan incorporarlos al mercado laboral e integrarlos a las respectivas sociedades.

Y bienvenidas también todas las políticas de “Migración Laboral” que se complementen con los anteriores esfuerzos y que contemple todo lo acordado en “El Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular” (ONU) cuyo objetivo son los principios, compromisos y entendimientos sobre migración internacional, las mejoras en la coordinación de la misma y la cooperación internacional amplia respecto de los migrantes.

Oscar Pinto

Oscar Pinto

Soy un trabajador comunitario a tiempo completo, me interesa todo lo que tenga que ver con la formación ciudadana de mi entorno., la democracia y los derechos civiles y del ambiente.

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