Frente al trato a las víctimas de casos de violencia, por parte de Funcionarios Públicos, nos plantearnos si de verdad la justicia, la empatía y el respeto están bien definidos y articulados, al momento de tener nuestro primer contacto con ellas. Si cada víctima podrá, sentir la comodidad y seguridad, para narrar sus problemas, a quienes estamos escuchando su relato, con la supuesta finalidad e intención de definir estrategias para poder ayudarlas emocional, física y legalmente. En sus testimonios, describen al sistema de justicia a través de sus funcionarios como entes poco sensibilizados, nada empáticos con el tema, por lo que hacen cuesta arriba la ruta de acceso a la justicia y a sus garantías. Es en ese espacio, donde muchas víctimas, que acuden en estados de incertidumbre, miedo, dolor, vergüenza, con la ilusión de que se les atienda de manera especial, terminan con toda su fe y esperanzas perdidas. Esto genera una desprotección grave, la cual vulnera drásticamente todos sus derechos. Pero lo más preocupante es, que las víctimas son revictimizadas nuevamente, pero ahora por un nuevo sujeto, los funcionarios públicos del sistema de justicia.
Los funcionarios, que escuchan a la mayoría de las víctimas, deberían estar desprovistos de prejuicios, en la mayoría de los casos, no le toman las denuncias y en otras si ya denunciaron un tipo de violencia y el agresor incurre en otro tipo distinto al ya denunciado, se niegan a tomar la denuncia de hechos nuevos. Se toman el atrevimiento de emitir opiniones personales muy alejadas de lo que establecen las normas internas nacionales regionales e internacionales. Por tal conducta El Estado se aleja un poco de sus deberes de adoptar todos los medios apropiados y sin dilaciones para prevenir, investigar y sancionar la violencia.
Las víctimas terminan desanimadas y dejan de accionar legalmente, o en algunos de los casos si reciben alguna que otra medida de protección estas no llegan a ser suficientes ni efectivas. Ellas esperan desean y necesitan que quien las atienda y tenga algún poder de acción le brinden la oportunidad de encontrar el camino hacia la restitución de sus derechos coaccionados y violentados. La única forma en que reciben un trato más humano y más pegado a las normas es cuando son acompañadas por un abogado o algún representante de alguna organización defensora de Derechos Humanos.
Es por ello, que todos debemos hacer lo sumo posible de tratar de incidir en la necesidad de que tales funcionarios sean sensibilizados en el tema de violencia, igualdad y no discriminación y el adecuado trato a las víctimas. Visibilizar todas esas fallas del sistema para que se puedan tomar acciones y evitar la impunidad. Creando una cultura de denuncia y credibilidad de las instituciones y unidades de atención especiales.
Cepaz, Centro de Justicia y Paz, ha logrado crear un espacio de asistencia a las víctimas Brindándoles los primeros auxilios, en casos de no recepción de la denuncia o vulneración de Derechos Humanos, por medio de una ruta de atención, escuchándolas y explicándoles con paciencia, buen trato y respeto, que ellas necesitan saber cuáles son sus derechos y cuáles pueden ser sus acciones, donde pueden denunciar los delitos, donde pueden solicitar protección, donde pueden solicitar acompañamiento psicológico, y ofrece de manera gratuita nuestro acompañamiento legal para iniciar la ruta de solicitud de restitución de sus derechos ya sea en las instancias nacionales e internacionales.