#CuentaTuHistoria
Durante más de 15 años de activismo ciudadano duro y permanente, me ha tocado conocer muchas esquinas de esta larga carretera. Descubriendo el borde esencial de la Participación en la construcción de ciudadanía y el crecimiento de las sociedades, y la importancia de nuestra formación como entes cívicos.
Con esa experiencia a cuestas, me tocó migrar forzosamente. Elegí Bogotá por contar con mi hija y nieta como soporte emocional en esta ciudad, por conocerle con anterioridad, y por la cercanía que ofrecía para mi regreso después del exilio temporal.
De inmediato contacté con activistas venezolanos en esa localidad y pasé a formar parte de los promotores de una iniciativa organizacional que busca articular el esfuerzo de tantas células de activismo social desperdigados por el mapa colombiano.
El trabajo cotidiano de cara a las múltiples necesidades de nuestros hermanos, ha sido una experiencia muy fuerte, dura y de un enorme crecimiento humano e intelectual. Poder escribir sobre lo que define a un migrante desde sus vivencias, es un trabajo que le mueve la fibra al más aguerrido, destapando los más profundos sentimientos que descubren toda esa sensibilidad atrapada en el frío cofre de la indiferencia humana.
Han sido momentos de dolor, tristeza e impotencia por el grado de vulnerabilidad que alcanza una migración que huyo de una crisis, sin saber que ésta le alcanzó en el camino. Pero también de mucha satisfacción al descubrir esa vocación adormecida por la inacción, enfrentar esos rostros de agradecimiento, saber que siempre hay posibilidad de aportar otro grano de arena desde nuestras capacidades, y crecer en esta nueva etapa de nuestras vidas.
Y si esto no logró ser suficiente para todos, se nos vino encima la pandemia.
Venezuela, un país con una enorme crisis. Que mantenía una cifra importante de movilidad migratoria. Ahora se crece en número, medios y rutas de escape por una pandemia que amenaza en acabar con lo poco que queda.
Un escenario desolador que agudiza la exportación de esa emergencia humanitaria compleja, y que termina alcanzando a todos y en todos lados por igual.
En Colombia esa migración está salpicada con tales calamidades, y nos corresponde manejar las necesidades a la par de administrar la esperanza de todxs. Identificar el nicho de nuestras capacidades, fortalecerlas y con ello buscar la rendija que el confinamiento necesario nos permite, para no parar en nuestro cometido.
Esto es lo que he venido haciendo y lo que intento mostrar a mi entorno. Que a mis 65 años insisto en mantenerme activo desde la capacitación permanente; haciendo alianzas con la mayor cantidad de instituciones y organizaciones que, desde el tema de mi interés, me pueden ofrecer un abanico extenso de conocimiento e información; apuntándome en cuanto taller, curso, foro, webinar, o diplomado se dispone hoy virtualmente.
Que con el desarrollo de habilidades en esa virtualidad, nos mantengamos conectados y produciendo iniciativas viables dentro del confinamiento.
Que hagamos sentirles a nuestros hermanos que hoy, más que nunca, vale la pena estar activos, y que nos incorporemos a un mundo que saca lo mejor de sí, para seguir adelante con más fuerzas que antes.
coco251255@gmail.com. IG:@coco.activismo. Twitter: @coco251255
