Por: Hermanlyg Rios López
«La libertad de expresión es la base de los derechos humanos, la raÃz de la naturaleza humana y la madre de la verdad. Matar la libertad de expresión es insultar los derechos humanos, es reprimir la naturaleza humana y suprimir la verdad»
— Liu Xiaobo
Los Derechos Humanos son el conjunto de facultades amparadas en la dignidad humana cuyo alcance efectivo es indispensable para el desarrollo integral de todas las personas. Es por ello que cuando participamos en una protesta, estamos ejerciendo diversos derechos humanos universalmente reconocidos y que, ejercidos en conjunto, conceden a quienes protestan una protección.
La protesta, al tratarse de una prerrogativa polÃtica, le concede a todas las personas el desarrollo de sus capacidades humanas para el avance de la democracia. Es asà que para la realización de su ejercicio pleno, busca la reivindicación de otros derechos como la manifestación pública, la libertad de expresión, la reunión pacÃfica y la libertad de asociación. De igual manera, están contenidos otros derechos que son esenciales para la protesta pacÃfica como el derecho a la vida, a no ser vÃctima de detención arbitraria, ni torturas, ni penas, ni otros tratos inhumanos o degradantes.
En una sociedad democrática concurrimos al voto y a la protesta pacÃfica como formas de participación directa, entendiendo que son derechos que emergen de lo individual para articularse en lo colectivo y en último término incidir en la esfera de lo público.
A lo largo de la historia, la protesta social ha servido como una poderosa herramienta que da voz a la exigencia del debido y necesario respeto a los derechos humanos, en simultáneo le concede a grupos discriminados o vulnerables como las comunidades indÃgenas, los movimientos de mujeres, obreros y estudiantiles la capacidad de articulación y de incidencia en la vida social y polÃtica porque encuentran en el ejercicio del derecho a la protesta una estrategia para la atención de sus demandas, la participación social, la manifestación de inconformidad y el debate público que permite el avance y la progresividad de los derechos humanos.
Como ejemplos podemos destacar que en la India Británica a comienzos del Siglo XX, con la Marcha de la Sal, Mahatma Gandhi inició un movimiento que guió el camino a la Independencia; Las Sufragistas, que con manifestaciones, mÃtines multitudinarios y huelgas de hambre, ganaron la batalla en Inglaterra en la lucha por el voto femenino y el disturbio de Stonewall en Nueva York, que tuvo lugar hace más de medio siglo, que dio nacimiento al activismo LGBTQ en la lucha contra la discriminacion y marcaron el inicio de la lucha de las personas de esta comunidad, son hitos históricos que dejaron de ser utopÃa y fueron posibles gracias a la acción de protestar.
El derecho humano a la protesta como expresión o factor de cambio de la diversidad cultural y polÃtica adopta distintas formas impulsado por la creatividad tanto dentro como fuera del espacio del internet y de las redes sociales.
Justamente por ello nace la urgencia de salvaguardar el derecho a la protesta, que está subordinado a un peligro constante y creciente en el mundo frente un sinfÃn de leyes y medidas que pueden ser tomadas por los gobiernos para socavar o restringir este derecho humano fundamental y a su vez cercenar las libertades.
 Es primordial proteger la protesta pacÃfica de las autoridades gubernamentales, defendiendo a quienes sufren las agresiones ante el derecho inalienable a protestar y apoyar las causas de los movimientos sociales que actúan a favor del reconocimiento y protección de la dignidad de todos los seres humanos.

