Sin importar lo que suceda, el tiempo no se detiene y la continuidad de la vida tampoco; esto fue demostrado por la contingencia mundial que ocupó gran parte del esperado y, en ocasiones, odiado año 2020. Hoy día el calendario es otro, pero la realidad de la pandemia es la misma, aunque debo aclarar que sobre la COVID-19 no pretendo hablar. Hablaré de Venezuela y dentro de este tema presentaré mi opinión sobre la educación universitaria en la actualidad.
En estas líneas puedo pasearme entre lo que es y lo que debe ser, ambos escenarios desde una realidad social, económica y jurídica, como esa materia de mis años de universidad, en la carrera de Derecho, que enseñaba la unión entre tres disciplinas fundamentales e interdependientes: la sociología, la economía y el derecho. Las anteriores tienen un punto común el ser humano y sus derechos, entre ellos la educación.
Pero ¿qué es la educación y cómo se presenta la misma en el mundo actual? Veamos algunas definiciones:
La Real Academia Española (RAE), en su diccionario actualizado en el 2020, define la palabra educación de la siguiente manera:
- f. Acción y efecto de educar.
- f. Crianza, enseñanza y doctrina que se da a los niños y a los jóvenes.
- f. Instrucción por medio de la acción docente.
- f. Cortesía, urbanidad.
Se evidencia que uno de los máximos referentes de la lengua española ofrece cuatro acepciones al término en cuestión, cada uno con su nota caracterizadora y podemos decir que complementarios entre sí. En suma, la definición de educación debe incluir los siguientes elementos: acción humana, enseñanza, docente, estudiantes y cortesía. La educación se entiende como un proceso que implica la participación de las personas de manera individual o grupal y que busca la fijación de conocimientos y actitudes, que pueden aplicarse, compartirse y aplicarse en la vida para el desarrollo del individuo y de la sociedad.
Dentro de ese proceso se espera que lo que se aprenda sea positivo y edificador y que pueda generar un cambio de actitud frente a las realidades que el mundo presenta. Modernamente, la educación está reducida a la instrucción formal que se recibe en un recinto educativo, mientras que en sentido amplio la misma es la adquisición de conocimientos en todo momento y en todo espacio. De cualquier manera podemos hablar de diferentes tipos de educación y diferentes niveles educativos.
Quedando claro que al hablar de educación hablamos de seres humanos, no es extraño que la misma tenga que ver con grupos, sociedades, Estados y por ende con el tema de los Derechos Humanos y es que la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 la estableció en el mundo contemporáneo como un derecho humano, esto en su artículo 26 y en los siguientes términos:
- Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos.
2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.
3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.
Estas son las determinaciones que sobre el derecho a la educación establecieron las Naciones Unidas, mismas que se mantienen vigentes en pleno y que la mayoría de los Estados han tomado para sus sistemas internos con un notable carácter de interés general y público, según la forma que los mismos posean. La educación es derecho, la educación es desarrollo y es humana.
Vistazo a la educación en Venezuela
En el Estado Venezolano, según su texto fundamental; la educación es uno de los procesos fundamentales para alcanzar los fines del Estado y es uno de los derechos constitucionales. Esto quiere decir que el Estado reconoce el derecho a la educación y debe garantizarlo, además la asume como una función, servicio o actividad prestacional que tiene respecto al soberano: El Pueblo. Esto como una de las tantas expresiones de la forma de Estado democrático y social de Derecho y de Justicia que tiene consagrada constitucionalmente.
A partir de este momento, presento como punto central de análisis los dispositivos técnicos constitucionales 102, 103 y 104 del ordenamiento jurídico venezolano. Solo esos tres artículos permitirán una importante serie de comentarios sobre el derecho a la educación en Venezuela y de manera específica, sobre la educación universitaria o superior. Comencemos…
Artículo 102: La educación es un derecho humano y un deber social fundamental, es democrática, gratuita y obligatoria. El Estado la asumirá como función indeclinable y de máximo interés en todos sus niveles y modalidades, y como instrumento del conocimiento científico, humanístico y tecnológico al servicio de la sociedad. La educación es un servicio público y está fundamentada en el respeto a todas las corrientes del pensamiento, con la finalidad de desarrollar el potencial creativo de cada ser humano y el pleno ejercicio de su personalidad en una sociedad democrática basada en la valoración ética del trabajo y en la participación activa, consciente y solidaria en los procesos de transformación social, consustanciados con los valores de la identidad nacional y con una visión latinoamericana y universal. El Estado, con la participación de las familias y la sociedad, promoverá el proceso de educación ciudadana, de acuerdo con los principios contenidos en esta Constitución y en la ley.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela repite lo establecido por las Naciones Unidas desde 1948 y define la educación como un derecho humano, pero va más allá y complementa la definición al señalar que es también un deber social fundamental y la califica como democrática, gratuita y obligatoria. Seguidamente establece la garantía específica de este derecho, la cual es la siguiente: Ser asumida por el propio Estado como función indeclinable y de máximo interés. La educación no puede desaparecer porque es un servicio público y como tal no debería estar influenciada por ninguna tendencia política, es que la educación es cosa del Estado, no de un gobierno o del partido de quienes son gobierno.
Los educadores son venezolanos y enseñan a todos por igual; los educadores defienden su área del saber, las ideas, la expresión y el aprendizaje. Los estudiantes antes de ser militantes de un partido político son estudiantes y son educados por igual. No hay lenguas oficialistas ni lenguas opositoras, no hay matemáticas rojas ni matemáticas azules, no hay ciencias chavistas ni ciencias escuálidas y en la educación superior la lucha debe ser por alcanzar una educación para ciudadanos que defiendan la defendible y ataquen lo atable, siempre desde la razón y la pluralidad de pensamientos, todos respetables y defendibles, pero con pruebas y realidades. Educación es desarrollo y el desarrollo no supone el estancamiento o el seguimiento ciego de un camino obligado que conduce a la oscuridad y a la desesperanza.
Artículo 103: Toda persona tiene derecho a una educación integral de calidad, permanente, en igualdad de condiciones y oportunidades, sin más limitaciones que las derivadas de sus aptitudes, vocación y aspiraciones. La educación es obligatoria en todos sus niveles, desde el maternal hasta el nivel medio diversificado. La impartida en las instituciones del Estado es gratuita hasta el pregrado universitario. A tal fin, el Estado realizará una inversión prioritaria, de conformidad con las recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidas. El Estado creará y sostendrá instituciones y servicios suficientemente dotados para asegurar el acceso, permanencia y culminación en el sistema educativo. La ley garantizará igual atención a las personas con necesidades especiales o con discapacidad y a quienes se encuentren privados o privadas de su libertad o carezcan de condiciones básicas para su incorporación y permanencia en el sistema educativo. Las contribuciones de los particulares a proyectos y programas educativos públicos a nivel medio y universitario serán reconocidas como desgravámenes al impuesto sobre la renta según la ley respectiva.
El Estado Venezolano, denominado oficialmente como República Bolivariana de Venezuela, consagra el derecho a la educación integral para toda persona (persona natural), pero establece diferencias entre la obligatoriedad y gratuidad de la misma según niveles, según el artículo transcrito, la educación universitaria no es obligatoria, pero sí gratuita hasta pregrado y en los niveles que anteceden a la Universidad es obligatoria siempre y gratuita cuando el Estado sea quien la imparta y para garantizar la gratuidad el Estado deberá realizar una inversión prioritaria.
Hoy día la realidad ha superado lo escrito en las normas jurídicas, porque en realidad parece que la inversión no se realiza, ha disminuido o se mantiene igual pero se ha hecho insuficiente. Pensemos un momento ¿Es legal o moralmente inaceptable que los estudiantes realicen aportes patrimoniales voluntarios a sus instituciones educativas públicas o al personal de las mismas? En otras oportunidades pudiera debatirse sobre cómo se harían esos aportes y cómo se distribuirían de manera legal y equitativa.
Artículo 104: La educación estará a cargo de personas de reconocida moralidad y de comprobada idoneidad académica. El Estado estimulará su actualización permanente y les garantizará la estabilidad en el ejercicio de la carrera docente, bien sea pública o privada, atendiendo a esta Constitución y a la ley, en un régimen de trabajo y nivel de vida acorde con su elevada misión. El ingreso, promoción y permanencia en el sistema educativo, serán establecidos por ley y responderá a criterios de evaluación de méritos, sin injerencia partidista o de otra naturaleza no académica.
Sin educación no hay desarrollo, sin docentes no hay educación… Este artículo indica que la educación requiere de un recurso humano capacitado. En el proceso directo de educación tenemos dos actores fundamentales: docente y estudiante, tradicionalmente, ninguno puede concebirse sin el otro, ambos forman parte de una simbiosis necesaria, el que enseña y el que aprende, el que hace y el que guía, el que se somete a prueba y el que verifica o corrige. Los estudiantes de hoy, serán los maestros del mañana… Un docente debe tener vocación, esa no la da el Estado ni el tiempo. La vocación es la intención de hacer algo, de quererlo hacer y hacerlo con gusto o facilidad… Los educadores se prueban apara ingresar a sus puestos, porque saben de su vocación y de sus conocimientos, trabajan con su pasión, y eso les genera un sueldo o una contraprestación.
Actualmente muchos docentes no ven con buenos ojos continuar con sus carreras de años y prefieren perder todo que prácticamente quedo reducido a nada. No hay motivación, ni actualización profesional o trato digno. Y si hablamos de “ayudas” o “complementos” para los trabajadores del Estado ¿Por qué las asignaciones del Carnet de la Patria no son hechas a través de las nóminas? ¿Por qué no se busca mantener al personal educativo motivado y en constante crecimiento profesional y académico? ¿Por qué no se habla de la migración masiva de profesionales venezolanos y de la pérdida de un valioso recurso humano? ¿Por qué lo profesores prefieren renunciar y declinar a su labor frente a la elaboración de tequeños de queso con guayaba, con plátano amarillo y con chocolate? Vale destacar que los tequeños que uso de ejemplo representan cualquier otra actividad que, aunque alejada de la docencia, le permita a un docente obtener ingresos para vivir o sobrevivir.
Hablemos de supuestos y realidades
Si la misión de educar es tan elevada porque el nivel de vida de los profesores es tan bajo. Hay un dicho que dice “amor con hambre no dura”… Muchos somos quienes amamos educar, pero necesitamos comer, ir al médico, pagar facturas y atendernos a nosotros mismos y a nuestras familias e incluso comprarnos un par de zapatos para no tener que ir descalzos a nuestras aulas de clases (o al menos eso se hacía antes de la paralización por la cuarentena).
Si los profesores actuales renuncian o son despedidos ¿Quiénes los sustituirán? La vida sigue su curso y la antiguas generaciones se van y la generación de revelo se va haciendo inexistente. La construcción del nuevo docente en Venezuela implica, según las realidades actuales, que éste debe entender que no se puede vivir bien al querer trabajar enseñando y que la labor educativa dejó de ser un trabajo, atendiendo a que el pago, ya no es un sueldo constitucional (ese del artículo 91 de nuestra Carta Magna). Yo soy un profesor universitario y conozco de derecho, sé que mi situación es la de muchos docentes y la de la mayoría de los trabajadores del Estado; esto no es exclusivo de los docentes, pero hablo desde mi experiencia. Dicen que somos valientes y que somos ricos en conocimiento y buena voluntad, pero pobres en monedas y billetes.
El panorama de la Educación Universitaria
La realidad es que la Universidad Venezolana se ha enfrentado en los últimos años a muchos retos, sin embargo continúa gracias a hombres y mujeres de buena voluntad, pero el espíritu se doblega y el estómago cruje y no entiende de “esto es momentáneo” “debo retribuirle a la Universidad” “seré un héroe recordado”. Para este 2021 siguen los retos, muchos retos: Uno lo comparte el mundo entero: la propagación del virus de la COVID-19. Los otros son propios y se agudizan en las universidades públicas.
La Universidad Venezolana pública venía cojeando y al igual que en el Estado parece que en ella existen dos mundos, totalmente opuestos y paralelos. Ahora se detuvo por miedo a una nueva enfermedad y por desesperanza. La paralización puede traer muerte definitiva o el encuentro de ganas para seguir adelante.
Todos somos importantes: los estudiantes que buscan saciar su sed de conocimiento para avanzar en su desarrollo, dentro de ellos están el que busca obtener su primer título para conseguir un trabajo profesional, aquel que busca nuevos rumbos, o aquellos que nunca se cansan de aprender o que han decidido que nunca es tarde para aprender y muchos más. Del otro lado de la Universidad nos encontramos quienes necesitamos de un salario digno para trabajar: el novel profesional que recién cumplió sus sueños de ser profesor, el admirable profesor con años de experiencia, la dama que vigila, el caballero que corta la grama, la secretaria que imprime las notas y organiza los archivos, la persona que limpia los pasillos, el técnico de computación que atiende las fallas y, en general, cada hombre y cada mujer que en su rostro, en su nombre, en su historia y en su vida llevan el nombre de su Universidad.
El derecho a la educación con enfoque universitario no desaparecerá de un momento a otro, pero se va desvaneciendo cuando muchos estudiantes deciden con dolor profundo no continuar con sus carreras, cuando los profesores piensan en renunciar y terminan haciéndolo, cuando el tiempo transcurre y no existen propuestas ni mucho menos decisiones. Veo una educación condicionada de la que harán parte aquellos que –queriendo- puedan, también veo un descenso en los niveles de profesionalización en nuestro país en los próximos años y muchas ausencias de miembros de la comunidad universitaria que cruzarán fronteras en busca de una mejor vida.
Es tiempo de repensar la educación universitaria y de escuchar propuestas, de buscar la voz de todos y de sincerarnos con la realidad de una Universidad que se hunde en la crisis y que se cae (material y espiritualmente) ante la falta de uniformidad de criterios y ante los ojos cerrados o apartados de muchos.