POR: Karla Ávila Morillo / Comunicaciones REDAC
La fuerza juvenil que irradia Simón José Calderón Escobar es inagotable, ese joven nacido en Caracas, distrito capital, vivió en el Km 13 de El Junquito hasta la edad de 6 años, momento en el cual se mudó al estado Nueva Esparta con su familia y donde reside actualmente. Se siente un hombre de Juan Griego, esa bahía del noreste de la isla donde se pueden ver los crepúsculos más hermosos de la zona insular.
Estudió en la Unidad Educativa Simón Rodríguez del sector “El Palito” del municipio Marcano desde sexto grado hasta obtener su título de bachiller. Actualmente estudia contaduría pública en la Universidad de Oriente, Núcleo Nueva Esparta. Casa de estudios que defiende con el alma, ya que es fiel creyente del respeto a la autonomía universitaria.
Su preparación académica es amplia; es auxiliar contable, tiene conocimiento del idioma inglés en primer nivel conversacional y para ejercer en el sector turismo, ha participado en diversos debates desde la organización “Juventud” para la participación del torneo nacional de debates en el año 2017. Fue uno de los “Young Entrepreneur” del 2017 patrocinado por la embajada de los Estados Unidos en Venezuela. Ha representado al estado Nueva Esparta como diputado estudiantil. También ha recibido capacitación especializada para la documentación de violaciones a los derechos humanos con la organización Civilis.
Ha participado con éxito en el programa de formación para jóvenes para el liderazgo y la acción social de “Juventud Debate” del centro de investigación y comunicaciones de la UCAB y el Observatorio Hannah Arendt. Se ha preparado en metodologías de construcción y análisis de escenarios, diagnostico comunitario, seguridad personal y digital. Se ha interesado en la resiliencia como estrategia para el cambio social del país. Finalmente comenta que ha participado en diversos encuentros nacionales de defensores y defensoras de derechos humanos.
Cuando se le pregunta sobre su motivación para hacer carrera en derechos humanos responde: “Siento que los jóvenes tenemos el desafío de conocer, defender y promover nuestros derechos ya que son vulnerados constantemente, lo desafiante es defenderlos en un contexto completamente adverso, un contexto de dictadura y emergencia humanitaria compleja. Mi motivación a hacer una carrera en este ámbito es porque creo que tenemos la obligación de luchar contra la injusticia, la pobreza, contra la violencia y la opresión a la que ha estado sometido nuestro país por 20 años.”
Simón conoce el activismo y defensa de los derechos humanos desde que estaba en el liceo, desde esa época participaba en algunos proyectos que de algún modo tenían que ver con los DD.HH, puesto que era un brigadista por la paz, en funciones de ese cargo escolar, promovía la cultura de paz en varios colegios. Luego en el año 2014 empezó sus estudios universitarios y también se sumó a las protestas ciudadanas pacíficas, luego de que ocurrieran unas detenciones arbitrarias contra personas que se encontraban manifestando a las afueras del antiguo Hotel Hilton, hoy Venetur.
Desde ese momento en el que conoció de primera mano las injusticias de un régimen opresor, empezó su carrera como dirigente estudiantil, más adelante en el año 2017 fundó el Movimiento estudiantil “MoviUDO” junto con otros compañeros; a los meses lo convocó la organización “Un Mundo Sin Mordaza” para un encuentro nacional de líderes estudiantiles, desde allí le dieron la oportunidad de empezar a promover y defender los derechos humanos de una manera distinta, en este caso, a través de la cultura y el arte, lo cual le pareció atractivo e innovador. A los meses le llamaron, y le informaron que querían que fuera el coordinador de la organización en el estado Nueva Esparta.
En cuanto a su incorporación a la Red de Activistas Ciudadanos por los Derechos Humanos (REDAC) comenta: “Me gusta estar en constante formación, además de poder ver el trabajo que están haciendo diversas organizaciones en el ámbito de la defensa de los derechos en Venezuela. Por mi parte, actualmente estamos trabajando en la conformación de una Organización que se llama “Juventud Insular”, desde allí buscamos impulsar proyectos para la juventud que vayan de la mano con los Derechos Humanos y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.”
Para Simón es fundamental el trabajo colaborativo, para él es esencial para articular a la sociedad civil, para concretar los proyectos e impactar en más personas. Además trabajar en equipo le ha permitido aprender de otros en las victorias pero también en los desaciertos.
Al trabajar en las comunidades más vulnerables del municipio Marcano y municipio Gómez del estado Nueva Esparta, percibe que las personas desconocen cuáles son sus derechos y por ende su importancia. También ha sentido que la información no llega a esas comunidades, pues en muchas de ellas no tienen acceso a internet y los medios tradicionales como prensa, radio y televisión están censurados por la dictadura.
En cuanto a los aspectos más vulnerables de esas comunidades con las cuales interactúa con frecuencia, Simón observa en ellas la pobreza extrema, desnutrición, falta de servicios públicos y educación de calidad. También hay otro problema que desea atacar, ese es la desesperanza aprendida; considera que la dictadura a través de su aparato comunicacional y sus diferentes acciones ha ido orientando a que las personas se acostumbren a situaciones que son anormales y que las vean como normales, ya que buscan controlar todos los aspectos de las vidas de las personas. Por ello dice: “En nuestro rol como defensores de derechos humanos debemos esforzarnos por enseñarle a las personas cómo, cuándo y dónde denunciar, debemos decirles que deben alzar la voz ante las injusticias. En esas comunidades las personas se sienten molestas, sienten que nadie los escucha. Te hablan sobre la crisis económica, sobre la falta de comida, sobre los malabares que hacen para poder alimentar a sus familias, te dicen que comen una vez al día, te cuentan sus historias sobre familiares que tienen enfermedades y no pueden costearle las medicinas. Te hablan sobre lo mucho que trabajan pero lo que cobran se les acaba en un día.”
Para cumplir con estas metas, Simón y sus compañeros de labores, realizan foros y actividades sobre derechos humanos y activismo ciudadano en las comunidades de la isla. Es muy importante para él educar sobre estos temas, pero sobre todo insiste en las comunidades vulnerables, allí donde la realidad es que no les llega el Twitter, ni el internet, donde la gente no sabe lo que está pasando y a qué nos estamos enfrentando, allí se enfoca para empoderar a ciudadanos en esas comunidades sensibles a ser vulneradas.
Cree fielmente en impulsar a que otras personas se unan y trabajen por sus derechos, empoderándolos a través de la educación, con formación, motivándolos y haciéndoles saber que cada acción, por pequeña que sea, cuenta y es importante en la búsqueda del respeto a los derechos humanos y la justicia.
Opina que la presencia de los jóvenes en el ámbito de los derechos humanos es esencial, si la mayoría de los jóvenes con valores, preparados y con ganas de un mejor país logran sensibilizar e involucrar a las demás personas en el respeto por sus deberes y derechos, asevera: “Estaríamos haciendo un gran trabajo, por eso también la importancia de llegarle a la juventud con diversos métodos creativos y utilizando otros medios, nosotros acá en Nueva Esparta hemos tenido la experiencia y hoy contamos con jóvenes activistas de DDHH en la Universidad De Oriente y la Universidad de Margarita.”
Considera que el rol activo de la juventud es fundamental para avanzar hacia la libertad, señala que si observamos desde las protestas del año 2014 hasta hoy en día, la población que ha sido más atacada por protestar pacíficamente, ha sido la juventud, y supone que es porque el régimen sabe el poder que han tenido los jóvenes venezolanos en diversos procesos históricos en la lucha por la democracia. A través de su labor como activista fomenta la honestidad, la responsabilidad, el respeto, el trabajo en equipo, la meritocracia y la tolerancia.
Su diagnóstico sobre la región en la cual vive la describe así: “Desde hace mucho tiempo Nueva Esparta era el primer destino turístico del país pero con la crisis económica eso ha cambiado, hace unos años con todo y los problemas graves que ya existían era normal ir a cualquier pueblito en las noches y conseguirse con una fiesta, sin embargo hoy la realidad es otra. Hoy el tema de conversación de muchos ciudadanos es sobre irse del país o quedarse en Venezuela. Sin embargo hay tristeza, se percibe, tú vas a la avenida 4 de Mayo y a las tres de la tarde todo está cerrado. Los comercios en el resto de la isla cierran en su mayoría a las cuatro de la tarde por la inseguridad. Grandes cadenas hoteleras han quebrado. Los centros comerciales están desolados. Es una sociedad muy pacifica y noble, el margariteño es muy respetuoso con lo que considera la autoridad. Desde con los más jóvenes hasta con los más adultos el tema de conversación es la crisis económica y sobre si algún conocido se fue y cómo le está yendo en el país de acogida.”
A aquellas personas que desconocen sus deberes y derechos, Simón los invita a que no tengan miedo de aprender, para él nunca es tarde hacerlo, y está convencido de que si es posible hacer justicia, que nos necesitamos entre todos, que cada persona es necesaria para lograr el cambio que queremos como país, pretende que veamos la situación venezolana como un desafío, el cual se debe enfrentar juntos y que ciertamente está tocando a los venezolanos un momento difícil, sin embargo, siente que el país tiene potencial para ser una nación donde se respeten sus ciudadanos y ciudadanas y donde todos los derechos sean para todas las personas, sin distinción de ningún tipo.
Persiste en indicar que hay que seguir sensibilizando sobre la importancia de participar en la política, diciéndole a la gente que la política no es mala. Haciendo programas de formación, como el que realizaron en Nueva Esparta, donde impartieron uno llamado “Resiliencia como estrategia para el cambio social en dictadura”, a través del cual brindaron herramientas para que las personas puedan adaptarse y saber cómo actuar ante la crisis humanitaria compleja que se vive en país y además sobre la participación ciudadana. Mediante esta valiosa actividad lograron impactar positivamente a más de treinta jóvenes con este programa de formación.
Le enorgullece pensar que han nacido líderes comunitarios a través de su labor educativa como activista ciudadano, ver crecer a otras personas, ver como logran transmitir lo que piensan sin miedo, es su mayor alegría. Comenta: “Yo estoy convencido que en la medida de que los venezolanos nos involucremos en el activismo ciudadano, vamos a poder restituir el estado de derecho y desde luego reconstruir a Venezuela.”
Su familia lo persuade a que se vaya de Venezuela hasta otro país, pero a él realmente le apasiona luchar por el país estando en él, poder influir positivamente en otras personas y ver esa transformación para bien, le apasionan los derechos humanos. Ve como principal barrera la crisis económica, pero tiene ganas de superarse como todas las personas, por ello está buscando la manera de seguir adelante en lo que le gusta para seguir aportando su granito de arena pero también hacerlo sostenible.
Como anécdota final, cuenta un episodio que lo marcó en su trayectoria como activista, con nostalgia pero fortaleza cuenta que: “De todos los asesinatos perpetrados por efectivos del estado venezolano, el que más me ha sensibilizado, el que más me ha quebrado, es el de Augusto Puga, quien fue vilmente asesinado en la UDO Bolívar. No lo conocí pero siempre lo tengo presente. El día que a él lo asesinaron yo me encontraba protestando también pero en la UDO Nueva Esparta. Al llegar a mi casa recibí los videos y escuche las notas de voz donde sus compañeros alertaban al país sobre lo que había pasado. Esa noche no dormí. A los dos días hicimos un acto en honor a él y me toco dar un discurso, lloré en plena alocución. Yo no quiero que existan más muertes como la de Augusto Puga, yo no quiero que haya más jóvenes asesinados por el simple hecho de pensar distinto. Sin embargo, a pesar del dolor pienso que desde el cielo ellos nos dan la fuerza, la valentía y la convicción que necesitamos para seguir luchando.”
Es así como este margariteño de alma y corazón, se abre camino a través de la siembra de valores democráticos en la sociedad venezolana, en busca del rescate de una democracia plena, participativa y garante de los derechos humanos, donde se respete el libre albedrío pero se tenga mayor conciencia sobre la importancia de tener una vida digna y a pesar de pensar distinto, todas las personas puedan convivir en los mismos espacios ciudadanos.