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Karla Ávila Morillo: Entusiasmo por Venezuela y el activismo ciudadano

Serie: Conoce a nuestrxs activistas.

Por: Gabriel De Bastos / REDAC

La Licenciada Karla Ávila Morillo nació en el Distrito Capital, posteriormente creció en Ciudad Guayana donde la criaron sus abuelos maternos, de quien recibió amor incondicional y valores familiares. Es comunicadora social, mención desarrollo social, egresada de la Universidad Católica Cecilio Acosta, antes de esto cursó primer semestre de educación en la Universidad Católica Andrés Bello pero no continuó debido a que decidió cambiar de carrera y casa de estudios, es locutora certificada por la Universidad Central de Venezuela, ejerciendo con su voz desde los 14 años de edad en La Megaestación 88.9 FM, Pentagrama 102.3 FM y Unión Radio Noticias 88.1 FM, ésta última recientemente en Puerto Ordaz. Comenta al respecto: “Nací en Caracas, pero no sólo por nacer allá me siento caraqueña. Caracas forma parte de mi alma por su Ávila, ahora conocido por su nombre indígena como Warairarepano, que me cautiva al verlo, por su vida rápida que al viajar en metro te lleva a ver varias tribus urbanas tan interesantes como disparejas  y un sinfín de aventuras vividas en las entrañas de sus calles. Por eso y mucho más amo a la ciudad que me vio nacer en otrora hospital militar, donde se brindaba más salud que misterios de presidentes que mueren, reviven o deambulan como fantasmas.”

A la par de su carrera se ha ido especializando en derechos humanos gracias a programas de capacitación del Centro de Justicia y Paz (CEPAZ), igualmente del programa de altos estudios del Ateneo Ecológico del Orinoco Simón Bolívar y Observatorio Guayanés de Violencia de Género, bajo el respaldo del Fondo de Población de Naciones Unidas, por gentileza de Ricardo Aquino, director de dicho ateneo, quien le invitó a participar. Igualmente del Centro de DDHH de la Universidad Católica Andrés Bello.

A Karla le quebrantaron sus derechos humanos a partir del año 2003, pero fue 12 años después que tomó conciencia de ello, durante una clase de introducción a los derechos humanos con el profesor José Bernardo Guevara,  bajo la conmoción de abrir los ojos ante lo que sigue siendo una injusticia y que por desconocimiento de las leyes fue luego cuando se dio cuenta de la magnitud de lo sucedido. Desde entonces, durante el año 2015 gracias a la invitación hecha por Félix Fernández y Danny Rousseau, activistas de la comunidad LGBTI en Bolívar y coordinadores de la Organización No Gubernamental “Orgullo Guayana”, le invitaron a capacitarse junto a CEPAZ y formar parte de la Red de Activistas Ciudadanos (REDAC) donde además de amistades valiosas, encontró los conocimientos necesarios para encaminarse hacia lo que sería más adelante, su gran pasión, ser la voz de aquellas víctimas que no se atreven a denunciar por miedo. Desde ese momento conoció y aprendió todo lo que pudo de la mano de quienes considera los mejores defensores de Venezuela, entre ellos, Beatriz Borges, Bárbara Puglisi, Oswaldo Cali, Melanio Escobar, Fran Monroy, Ana Margarita Rojas, Ofelia Álvarez, Magally Huggins, Jackeline Fernández, Alí Daniels, Laura Louza, Alba Ysabel Perdomo, Quiteria Franco, Marianna Romero, entre decenas de venezolanos y venezolanas que trabajan con ahínco por la equidad, el respeto, la solidaridad, la justicia, entre otros valores sociales. Dice entre risas que faltarían hojas para agradecer a todas aquellas personas de las cuales ha aprendido algo importante. Comenta además que estar dentro de la Red De Activistas Ciudadanos y la Red Naranja Venezuela le ha permitido no solo encontrar el conocimiento, los valores, sino también la familiaridad entre personas que trabajan por el bien común; dentro del grupo de personas que velan por los derechos de las mujeres en Venezuela encontró sororidad, amistades y también le ha servido para conocer de cerca a quienes trabajan desde la pasión por el prójimo y diferenciarlos de aquellas personas que buscan intereses propios.

Esta periodista siempre ha sido irreverente ante las injusticias, pero al mismo tiempo se refleja como una gran apasionada de la investigación, la comunicación y sensibilidad social. Generalmente no se expresa para complacer audiencias en su blog “comuniKAMe”, sin embargo se esmera en dar varios puntos de vista de una misma situación para que el público se forme su propia opinión ante asuntos que parecieran normales pero que no lo son. Dice: “Sin darme cuenta hasta que fui adulta, fue como emprendí un camino por la compasión, amor y bondad hacía las minorías, lo que hizo que de niña me sintiera amiga de todos en mi grado, no me gustaba discriminar, por supuesto que siempre hay algunos más allegados que otros, pero siempre sentí un cariño general por mis compañeros con los cuales compartí doce  años de mi existencia y a quienes nunca olvidaré porque para mí no eran niños sino pequeñas historias andantes de hermanos que la vida te coloca en el camino para aprender; asunto que muchos que no estudiaron en este plantel no comprenden o lo estigmatizan sin analizar el concepto de hermandad.”

El tener que hablar sobre verdades, posiciones incómodas que algunos ovacionan pero otros aborrecen, así es la realidad de esta labor que la mayoría de los periodistas realizan con pasión y compromiso con la sociedad. Recuerda Karla con simpatía: “Como dice el personaje del tío Ben en una de las películas de spider-man «Un gran poder conlleva una gran responsabilidad», una frase que pareciera muy de largometrajes de súper héroes, pero que refleja enormemente bien el compromiso que debe tener un profesional de la comunicación social. Los periodistas representamos un gran poder mundial, lo cual nos hace llevar una gran responsabilidad sobre nuestros hombros.”

Alentada por este nuevo camino para ella, por algún tiempo, mientras se formaba en el tema de Derechos Humanos, pensó en la idea de crear una fundación, ya que vio el camino hacia un área poco explorada en Guayana. Durante el año 2017 la comunicadora social, materializa su pensamiento en el nacimiento de la organización, inspirada en su abuela materna, la señora Lucelia Fernández De Morillo, quien inculcó en ella los valores que hoy enseña. A principios del año 2018 comienza sus actividades al aceptar la invitación del artista plástico y educador Artemio Fierro, para participar en conversatorios educativos en colegios de Ciudad Guayana. Así nace la Fundación Lucelia “Academia de solidaridad”.

Comenta con tono de satisfacción: “Yo busco promover, educar y comunicar en materia de ciudadanía, valores, deberes y derechos humanos, lo cual está íntimamente relacionado con la cultura, interculturalidad, ecología, ambiente, violencia de género, pueblos indígenas, refugiados, salud, equidad, sostenibilidad, niñas, niños y adolescentes, entre otros temas, no menos importantes. Son diversos los ámbitos que se pueden abordar mientras educamos. Venezuela nos necesita a todos, pero sin atraso ni ignorancia. Mientras más personas conozcan sus deberes, derechos y pregonen valores positivos, mejor será la sociedad. Como dice Fernando Savater en su charla sobre la enseñanza y el aprendizaje: «La influencia de los ignorantes puede ser determinante para anular las capacidades y las ventajas que pueda tener la democracia. Es evidente que la buena educación es una empresa cara, pero la mala educación sale mucho más cara todavía a los países.» Y para muestra, un botón… Qué caro nos ha salido a los venezolanos la falta de educación, inducida por perversos inhumanos con poder.”

Karla aspira seguir adelante en el ámbito del periodismo, activismo ciudadano y los derechos humanos, dice que no desea fama pero sí reconocimiento de su labor, desde el año 2001 ejerce su derecho a la protesta pacífica y creativa en la calle, medios de comunicación y redes sociales, donde se encuentre siempre lleva algo que simboliza activismo ciudadano o hace referencia a algún caso, porque para ella es importante que las personas reflexionen, siempre ha estado en contra del vandalismo, sobre todo lo visto en Ciudad Guayana durante el año 2014, donde fueron destruidos semáforos, estructuras íconos de la ciudad y propiedad privada. Diserta con nostalgia: “Durante 20 años vividos bajo este régimen, muchos han sido los momentos de aprendizajes, de caer y levantarme, de buscar mi yo interior para descubrir quién soy, para saber qué es lo que me hace feliz. Porque nací para ser y no para complacer…”

A futuro se visualiza enseñando, ya que cree que el conocimiento hay que compartirlo para que otros salgan de la oscuridad, abran los ojos y cada quien construya desde su profesión una mejor sociedad. Desea acercarse más al ámbito de los funcionarios públicos, porque no solamente es necesario decirles a algunos que no lo están haciendo bien, también cree que es necesario enseñarles a cumplir sus funciones con excelencia. Considera que quienes defienden derechos humanos están en ventaja de poder ayudar a quienes no tienen las herramientas adecuadas para defenderse, entonces es indispensable hacerles ver a esas personas que no están solas, pero sobre todo que por sí mismas tienen que hacer valer sus derechos desde el ejercicio de sus deberes, sin esperar mesías que resuelvan por ellos, además, si se dedica tiempo a aquellas personas que por sus condiciones particulares, necesitan de un apoyo adicional para estar empoderados, eso aumentará su consideración social, profesional y humana.

Entonces para Karla, la educación y el amor universal son valores claves para mejorar como país. Con vivir honestamente, no dañar a los demás y cada quien dando lo mejor de sí, las cosas mejorarán y Venezuela será más productiva en todo sentido.

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Red de Activistas ciudadanos por los DDHH promoviendo democratización de los DDHH

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