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La crisis del agua en Venezuela y los Derechos Humanos

“La gestión de un bien común: el acceso al agua potable para todos”[1], es el titulo de una Conferencia Internacional que promueve en Roma el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano, en colaboración con las embajadas de Francia, Italia, Mónaco y Estados Unidos.

La Conferencia que se anuncia para el 8 de noviembre en la Pontificia Universidad Urbaniana, plantea un debate y una participación plural de expertos, académicos e instituciones, entre las cuales destaca, el representante especial de la ONU para el derecho humano del agua; la Unión Hindú Italiana; la Organización Islámica para la Educación, Ciencia y Cultura, entre otras.

Según nota de prensa, esa Conferencia busca reafirmar la necesidad absoluta y urgente de un compromiso general para garantizar a todos y en cualquier situación el acceso al agua potable y expresar la preocupación de la Iglesia por el sufrimiento y malestar de los que están excluidos del disfrute de este bien fundamental para la vida y de los servicios vinculados con él.

La Organización de Naciones Unidas (ONU), a través de la Observación General No. 5  del 2002, reconoció expresamente al agua como un derecho humano indispensable para la vida humana digna; y en tal sentido, destacó que el derecho al agua es el derecho de cada uno a disponer de agua suficiente, saludable, aceptable, físicamente accesible y asequible para el uso doméstico y personal.

Luego en el año 2010, a través de la Resolución 64/292, la Asamblea General de las Naciones Unidas, reconoció explícitamente el derecho humano al agua y al saneamiento, reiterando que un agua potable limpia y el saneamiento son esenciales para la realización de todos los derechos humanos.

En Venezuela, la Ley de Aguas del año 2007, reconoce al agua como un derecho humano fundamental y como un bien social, insustituible para la vida, el bienestar humano, el desarrollo social y económico, constituyendo un recurso fundamental para la erradicación de la pobreza.

Así mismo, la Ley del 2007, reconoce al Estado como el responsable por garantizar el acceso al agua a todas las comunidades y según sus requerimientos y por otro lado, reconoce que la gestión integral del agua debe efectuarse en forma participativa.

Cuando se habla de la gestión integral del agua, según la Ley venezolana, se hace referencia a todas las actividades, técnicas, científicas, económicas, financieras, institucionales, gerenciales, jurídicas y operativas, dirigidas a la conservación y aprovechamiento del agua en beneficio colectivo, considerando al agua en todas sus formas, y los ecosistemas naturales, asociados a las cuencas hidrográficas que la contienen, los actores e intereses de los usuarios, los diferentes niveles territoriales de gobierno y la política ambiental de ordenación del territorio y desarrollo socioeconómico del país.

En el 2015, la Encíclica Laudato Si reconoció y alertó que el agua, es uno de esos esos problemas que deben ser abordados de manera global porque ponen en riesgo la existencia propia del Planeta y de sus habitantes.

La Encíclica alertó que la provisión de agua permaneció relativamente constante durante mucho tiempo, pero ahora en muchos lugares la demanda supera a la oferta sostenible, con graves consecuencias a corto y largo término. Grandes ciudades que dependen de un importante nivel de almacenamiento de agua, sufren períodos de disminución del recurso, que en los momentos críticos no se administra siempre con una adecuada gobernanza y con imparcialidad.

En tal sentido, la Encíclica Laudato exhorta a un urgente diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta. Necesitamos –advierte la Encíclica- una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos.

El desafío, según la Encíclica es proteger la casa común en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar.

La Conferencia Internacional que se anuncia en Roma en materia del acceso al agua, es un importante aporte para lograr ese diálogo y conversación sobre el desafío que asumen los gobiernos y la sociedad civil en general de enfrentar la crisis del agua en muchas ciudades del mundo.

Ese mismo año 2015, la Asamblea General de la ONU logra aprobar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y particularmente, el objetivo 6 plantea la necesidad de garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible, y el saneamiento para todos.

Las 6 metas concretas que se diseñan en el marco del Objetivo 6, aspiran que para el 2030:

1.-       Se logre el acceso universal y equitativo al agua potable a un precio asequible para todos

2.-       Se logre el acceso a servicios de saneamiento e higiene adecuados y equitativos para todos y poner fin a la defecación al aire libre, prestando especial atención a las necesidades de las mujeres y las niñas y las personas en situaciones de vulnerabilidad

3.-       Mejore la calidad del agua reduciendo la contaminación, eliminando el vertimiento y minimizando la emisión de productos químicos y materiales peligrosos, reduciendo a la mitad el porcentaje de aguas residuales sin tratar y aumentando considerablemente el reciclado y la reutilización sin riesgos a nivel mundial

4.-       Se aumente considerablemente el uso eficiente de los recursos hídricos en todos los sectores y asegurar la sostenibilidad de la extracción y el abastecimiento de agua dulce para hacer frente a la escasez de agua y reducir considerablemente el número de personas que sufren falta de agua

5.-       Se implemente la gestión integrada de los recursos hídricos a todos los niveles, incluso mediante la cooperación transfronteriza, según proceda

6.-       Se proteja y restablezcan los ecosistemas relacionados con el agua, incluidos los bosques, las montañas, los humedales, los ríos, los acuíferos y los lagos

6.1.-    Se amplíe la cooperación internacional y el apoyo prestado a los países en desarrollo para la creación de capacidad en actividades y programas relativos al agua y el saneamiento, como los de captación de agua, desalinización, uso eficiente de los recursos hídricos, tratamiento de aguas residuales, reciclado y tecnologías de reutilización.

6.2-     Se apoye y fortalezca la participación de las comunidades locales en la mejora de la gestión del agua y el saneamiento.

En definitiva hay varios instrumentos internacionales, y en el caso venezolano, una legislación nacional, que exige abordar la crisis en la prestación del servicio de agua potable y saneamiento desde la dimensión de los derechos humanos.

Basta con  leer uno de los reportajes de Prodavinci[2], para valorar la crisis en Venezuela.  Prodavinci señala que al menos 9,78 millones de personas vivieron bajo racionamiento formal de agua corriente entre 2016 y 2017, que además, el suministro de agua promedio fue de 48 horas  por tubería a la semana, es decir 28,5% de abastecimietno pleno.

Pero además, alerta Prodavinci, que las parroquias pobres tuvieron menos agua y sus habiteantes pagaron más por abastecerse en pozos o con camiones cisternas, claramente describe una crisis significativa del sistema de agua potable en Venezuela.

Prodavinci concluye categóricamente que el Estado venezolano no suministra agua suficiente y continua para todos.

La crisis se agrava con el pasar de los días y las iniciativas gubernamentales no se han hecho sentir desde ningún ámbito de las políticas públicas.  En el 2014 Nicolás Maduro anunció un Consejo Nacional del Agua y luego en el 2015 un Consejo Presidencial de Agua.

Incluso en algunos estados, como Aragua y Zulia, se anunció la conformación de algo denominado Estado Mayor del Agua y finalmente en el 2018, se creó el  Ministerio de Atención de las Aguas y la crisis del agua, ninguna de esas iniciativas ha logrado frenar el avance de la crisis.

Cuando el gobierno[3] anuncia la incorporación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 al Plan de la Patria 2019-2029, debe entenderse como una declaración engañosa de un populismo antidemocrático, que claramente manipula esos Objetivos para hacer creer al mundo su compromiso con el desarrollo sostenible, el cual es más que evidente, no existe.

Fuentes digitales:

[1]Aciprensa.com.  Vaticano anuncia conferencia internacional sobre acceso del agua potable para todos. 11 de octubre 2018. Online en: https://www.aciprensa.com/noticias/vaticano-anuncia-conferencia-internacional-sobre-acceso-del-agua-potable-para-todos-63791

[2] Prodavinci.  Vivir sin agua. Recuperada el 22 de octubre de 2018. Online en: http://factor.prodavinci.com/vivirsinagua/index.html

[3]SNC.  Incorporada agenda2030 de la ONU en el Plan de la Patría 2019-2025. 25 de octubre 2018. Online en:  http://www.snc.gob.ve/noticias/incorporada-agenda-2030-de-la-onu-en-plan-de-la-patria-2019-2025

 

Carlos Romero

Carlos Romero

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